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El liderato que llegó bajo el aguacero

El partido del sábado recuerda el que se jugó hace 16 años en Balaídos y en el que el Celta y el Mallorca se disputaron el primer puesto en un duelo épico

Fue la última vez que se jugó algo parecido en Balaídos. Enero de la temporada 1998-99, sonaban tiempos de cambio en el fútbol español, años de crisis para el duopolio Real Madrid-Barcelona, cuya posición histórica se veía amenazada por clubes más modestos. Aquel 16 de enero en Vigo se vieron las caras los dos primeros clasificados en un partido descarnado que tenía como premio hacerse con el liderato. Una situación casi calcada a la que se vivirá el sábado en el coliseo vigués y que el Celta confía en terminar de la misma manera, encaramado a lo más alto de la clasificación.

Es difícil encontrar un aficionado del Celta que supere la treintena que no recuerde con nitidez aquella noche de perros. Bajo un chaparrón interminable los equipos de Víctor Fernández y Héctor Cúper se comportaron con enorme grandeza. El partido fue una delicia por el esfuerzo y por el nivel que ofrecieron ambos equipos. Un regalo para los aficionados que aún por encima se llevaron a casa, a cambio de la mojadura, el premio de ver al Celta en lo alto de la clasificación cuando el campeonato de Liga se acercaba a su ecuador. Solo los que estuvieron en el campo tienen licencia para describir aquella batalla épica porque la televisión aparcó el duelo entre los dos primeros clasificados para que el país pudiese "disfrutar" en abierto del derbi entre el Real Madrid y el Atlético. Los tiempos de las diferentes "ventanas" para ver todos los partidos aún estaban lejos. Una decisión discutible, pero que solo generó debate y ciertas protestas en Palma de Mallorca y en Vigo. El Celta llegó a la cita con lo mejor que tenía y después de una semana en la que se había hablado sin parar de las negociaciones para fichar al francés Blanchard o a Jordi Cruyff (que llegaría poco después) y del sorteo de Copa del Rey que le había emparejado con el Deportivo. Era un hervidero el día a día del club.

El partido fue el colofón perfecto,. El Mallorca, un equipo que se estiraba y encogía con una facilidad pasmosa, se adelantó dos veces y el Celta igualó con dos misiles desde fuera del área de Karpin que por aquel entonces atravesaba una de sus mejores rachas goleadoras que ofreció con la camiseta del equipo celeste. Para que no le faltase nada al partido, éste se desequilibró en los últimos minutos. A falta de cuatro, Djorovic cabecería a la red una falta lanzada por Revivo que dejó al portero argentino Carlos Roa con el molde. Ya en el descuento el interior israelí agrandó la diferencia con un espectacular lanzamiento de falta que superó la barrera e hizo inútil cualquier clase de intento del guardameta del Mallorca. Ganó el Celta que despertó otra oleada de piropos y que se postuló para pelear el título de Liga -así lo decían abiertamente la mayoría de sus futbolistas- aunque al final la Liga se le haría muy larga hasta acabar en la quinta posición, a un suspiro de entrar en la Liga de Campeones.

Desde ese día Balaídos no ha vuelto a vivir un duelo por el liderato entre los dos primeros de la clasificación. Sucederá de nuevo con el Celta como "aspirante" a desbancar a su visitante. No estarán Mostovoi y compañía, pero el conjunto de Berizzo, como aquel de Víctor, va sobrado de argumentos. A quien no se espera, eso sí, es a la lluvia.

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