El Coruxo no pudo pasar del empate sin goles en su visita a Pucela. El equipo gallego se durmió en la primera parte y cuando quiso despertar de su letargo, tras el descanso, ya era tarde. A pesar de todo, pudo llevarse el premio gordo en el tiempo añadido en un disparo de Alberto García que rebotó en un defensa del Valladolid B y se fue a córner cuando llevaba camino de gol.

La primera parte fue de claro color blanquivioleta. Aun así, apenas inquietó el filial pucelano la meta de Brais. Dos disparos lejanos fueron los dos primeros avisos del equipo dirigido por Rubén Albés. Ángel vio adelantado a Brais e intentó sorprender al meta desde el centro del campo, pero el balón salió por encima del larguero. Después fue José quien probó fortuna, pero tampoco encontró puerta.

La posesión correspondía al Valladolid B, pero el filial carecía de profundidad, lo que agradecía el Coruxo, firme atrás y rápido cuando salía al contragolpe. En uno de ellos llegó el primer acercamiento gallego sobre la meta de Julio. Adrián ganó la espalda a la defensa por la banda derecha y colgó un balón al corazón del área, desde donde Ortiz no acertó a rematar cuando tenía todo a su favor para hacerlo.

De ahí hasta la media hora de juego el partido entró en una fase tediosa de la que salió mejor parado el Coruxo que su rival, porque sirvió para desgastar a un Valladolid B que era todo intenciones pero a la hora de la verdad no encontraba la forma de ejecutar lo que tenía en la cabeza.

Adrián, omnipresente en los Anexos de Zorrilla, protagonizó de nuevo la segunda jugada peligrosa del Coruxo. Robó un balón en el centro del campo y salió dirigió como una flecha hacia la portería de Julio, pero cuando se disponía a preparar el remate un defensa le arrebató el balón en última instancia.

En los últimos minutos del primer acto se animó el partido porque el Coruxo despertó de su letargo y pisó el acelerador. Sin embargo, pudo adelantarse el Valladolid B en el marcador con un tiro cruzado de Caye Quintana que no encontró las redes de milagro.

Tras el paso por vestuarios las fuerzas se nivelaron y pudo verse un partido lleno de alternativas. Sin embargo, los acercamientos sobre ambas porterías siempre fueron tímidos. Con un centro-chut de Antúnez que se envenenó comenzó el segundo acto del choque. A partir de ahí arrancó el intercambio de golpes. Anuar, a quien su entrenador colocó ayer en el lateral derecho blanquivioleta como consecuencia de las bajas, respondió por los locales acto seguido. Entró como un elefante en una cacharrería en el área gallega, pero en el momento de disparar estuvo lento y perdió la oportunidad de abrir la lata del duelo. Una falta ejecutada por Cristóbal fue la réplica del Coruxo a esa acción. El lateral obligó a emplearse a fondo a Julio, que con una estirada felina salvó los muebles vallisoletanos.

El cansancio apareció en escena en los últimos veinte minutos, a los que ambos equipos llegaron desfondados. No obstante, en esa tesitura brilló más el Coruxo, que como ya había hecho en la recta final de la primera parte puso la sexta y a punto estuvo de sacar petróleo, primero en un remate de Salinas, y más tarde en un disparo de Alberto García que no desembocó en el tanto del triunfo gallego de casualidad en lo que fue el epílogo del partido.