El Coruxo eligió la peor forma posible para perder su primer partido en O Vao. La sensación de superioridad mostrada por los ferrolanos fue tal que lo único que le queda a los vigueses es recapacitar y pensar que ni hace tres semanas eran tan buenos, ni ahora son tan malos como puede parecer.

Aunque se quería transmitir una sensación de absoluta normalidad, la realidad es que la derrota de hace una semana en Pasarón todavía no fue asimilada por la plantilla. La inseguridad que generó ese encuentro se transmitió ayer sobre el terreno de juego, y el Somozas se aprovechó de ella. Los ferrolanos llegaron con el partido muy bien estudiado. Sabían que para tener éxito había que "secar" la línea de creación del Coruxo. Los vigueses perdieron el contacto con el balón, y ahí volvieron a aparecer las primeras dudas.

Cierto es que a pesar de no tener el balón, ninguno de los dos equipos creaba peligro, y los porteros eran meros espectadores de un encuentro en el que casi todo el tiempo se desarrollaba en el centro del campo. Sin embargo, la primera ocasión de peligro del Somozas acabó en gol, y el Coruxo fue víctima de un miedo escénico que, por fortuna, no implicó encajar alguno más. Y eso que los ferrolanos tuvieron dos clarísimas ocasiones, una de Mario Barco, que cabeceó al palo, y poco después una de Añón, que estrelló el balón en el lateral de la red.

Como las desgracias no suelen venir solas, Rafa Sáez tuvo que hacer el primer movimiento de banquillo al volver a lesionarse Ángel, que debió abandonar el terreno de juego. Sin lugar a dudas fue la peor noticia del encuentro de ayer tarde ante los ferrolanos.

Lo mejor que le podía ocurrir al Coruxo era que el colegiado pitara el final de los primeros cuarenta y cinco minutos para marcharse al vestuario y, como sucedió la temporada pasada, transformarse en la segunda mitad para darle la vuelta el encuentro.

La actitud fue diferente en la reanudación del choque, pero un balón muerto dentro del área pequeña fue aprovechado por Mario Barco para marcar el segundo tanto y "matar" el partido. Aunque todavía quedaba mucho tiempo por delante, la situación anímica de los vigueses no era la más adecuada. Cabezas bajas y las miradas perdidas en la lejanía no hacían presagiar nada bueno.

El Coruxo quedó noqueado. Los vigueses se fueron arriba buscando un gol que los devolviera a la realidad, pero esta volvió a ser dura y ocho minutos más tarde el Somozas robaba un balón en la medular para iniciar un contra y marcar el tercer tanto, que dejaba todo visto para sentencia, a poco menos de media hora para la conclusión del encuentro.

Cierto es que minutos más tarde el Coruxo vivió unos minutos en los que consiguió salir de su letargo y dio señales de lo que puede ofrecer en este campeonato liguero. Pedro Vázquez aprovechó una mala salida de Mandaluniz para marcar el que al final sería el gol del honor de los vigueses. Todavía faltaba poco menos de media hora y el Coruxo parecía revivir, sobre todo cuando en los dos minutos siguientes de nuevo Pedro Vázquez falla dos ocasiones que podrían haber metido de nuevo a los vigueses en el partido.

Sin embargo la realidad volvió a ser dura para el equipo que entrena Rafa Sáez. El técnico volvió a apostar fuerte con los dos cambios que le restaban por hacer. Arriesgó sacando a los dos centrales para meter un delantero más y a un jugador de centro del campo. El equipo ganó un poco más de presencia, pero el Somozas estaba crecido y conseguía no pasar apuros ante un Coruxo que jugaba más con el corazón que con la cabeza.

El cuarto gol del Somozas, a poco más de diez minutos para la conclusión del encuentro, cerró un partido en donde los vigueses a penas tuvieron presencia sobre el terreno de juego, dejando que los ferrolanos dominaran el choque desde el principio hasta el final. Lo único que le queda a los vigueses es hacer borrón y cuenta nueva y empezar de cero.