Alejandro Valverde volverá a la carga el mañana domingo en Richmond en busca de su sueño de oro: vestir, por fin, el maillot arcoíris que acredita al campeón del mundo. Su asignatura pendiente. El polaco Michal Kwiatkowski defiende la corona.

Muchos serán los aspirantes y pocos los elegidos para repartirse el podio. El recorrido no es el ideal para los intereses del equipo español, que cuenta con Valverde y Purito Rodríguez como bazas, pero el murciano, como dice Eusebio Unzue, "siempre aparece". No en vano posee el récord histórico de seis medallas, aunque ninguna de oro (dos de plata y cuatro de bronce).

Ese oro es la obsesión de Valverde, un corredor que tiene en su palmarés una Vuelta, tres Flechas Valonas y tres Liejas. En Richmond las opciones españolas pasarán por endurecer la carrera, seleccionar un grupo que filtre a los grandes esprinters, y que en ese grupo esté Valverde para mostrar su explosividad final. Para ello será fundamental el trabajo del equipo, que bajo la dirección de Javier Mínguez estará compuesto, además de los citados, por Erviti, Lobato, Mas, Moreno, Plaza y León, quienes se repartirán el trabajo a lo largo de los 259,2 kilómetros de recorrido, después de dar 16 vueltas a un circuito de 16,2 kilómetros.

"No vamos a tener un circuito fácil, ya que tiene bastantes complicaciones en los últimos kilómetros. Es más duro de lo que se comentaba, aunque no tanto como me gustaría y como convendría a nuestros ciclistas", comentó Mínguez.

La poca dureza concentrada al final podría castigar a los grandes velocistas. Entre todos ellos, el principal pronóstico se inclina por el eslovaco Sagan. En un final desordenado podría aparecer el belga Greg Van Avermaet, sin descartar al alemán Degenkolb. También cotiza muy alto el noruego Kristoff, que llega en forma. No obstante, 259 kilómetros pueden dar lugar a sorpresas, y no conviene olvidar los nombres de Matthews, Nibali, Styber, Bouhanni o Gerrans.