El nombre de Robert Lewandowski era uno más entre la armada de jugadores ofensivos que tiene el Bayern.Lewandowski lo sabe y sabe que por eso se ha vuelto muy caro jugar en el Bayern y se sentó sin malestar en el banquillo al comienzo del partido contra el Wolfsburgo.

Mario Götze había hecho un gran partido en la Liga de Campeones contra el Olimpiacos griego. Thomas Müller es incuestionable. Y el brasileño Douglas Costa se ha convertido en uno de los jugadores de moda en Alemana. En esa constelación, a la hora de hacer un descarte en el proceso de rotaciones, el sacrificado tuvo que ser el polaco.

El tridente formado por Costa, Müller y Götze estuvo toda la primera parte merodeando cerca del área, generó algunas ocasiones. Pero en el descanso el Bayern perdía 0-1.Sin duda, tener a un jugador como Lewandowski en el banquillo es la posibilidad de recurrir a un fuerte revulsivo en una situación. Su entrada era obvia.

Lo que era tan obvio era que el sacrificado no fuera uno de los tres delanteros, el candidato era Götze, sino Thiago Alcántara. Pep Guardiola renunciaba a un poco de control y creación a cambio de llegada. Y el polaco cumplió de una forma que acaso el preparador catalán no se hubiera atrevido a imaginar ni en sus sueños más salvajes. "Nunca había vivido algo así y creo que no lo voy a volver a vivir nunca más", dijo Guardiola después del partido.

Es claro que lo ocurrido no es frecuente como lo muestra el hecho de que desde hace 24 años, cuando Michal Tönnies hizo cinco goles jugando con el Duisburgo, nadie había conseguido algo semejante en la Bundesliga. Y el único que lo ha logrado más de una vez en el torneo alemán es el legendario Gerd Müller.

A Lewandowski, además, no le bastó con marcar cinco goles, el quinto espectacular, que daría por sí sólo para hablar mucho, sino que lo hizo a una velocidad de vértigo. Al polaco le bastaron nueve minutos para convertir un partido complicado para el Bayern en una goleada contundente y en una noche de récords.

Nunca antes un jugador en la Bundesliga había hecho cinco goles viniendo del banquillo.

El tiempo en que logró su repóker, 8 minutos y 59 segundos, también es un récord que pulveriza el de 21 minutos que ostentaba Dieter Hoenes.

En seis minutos Lewandowski había hecho ya cuatro goles. También mejora el récord anterior, que tenía Martin Petrov con 17 minutos. En el camino hacia esas marcas ya había batido otro récord, el del Hattrick más rápido, en cuatro minutos.

Después, a todos lo que vivieron, sólo les quedaba el asombro o el elogio o refugiarse en la ironía para acostumbrarse al milagro. Así, por ejemplo, el capitán Philipp Lahm se permitió bromear diciendo que Lewandowski había debido hacer por lo menos dos goles más.