El Celta, cansado de esperar a que los atletas lleguen ya adolescentes a su puerta, en escaso número, se lanza a criarlos. Nace la Escola Celta Atletismo. En Castrelos se inició el lunes un periodo de pruebas, en el que participan alrededor de sesenta niños. En octubre se iniciará el curso oficial. "Las puertas siguen abiertas", señala Fran Rodríguez, uno de los responsables.

Tanto el Real Club Celta (masculino) como el Club Atletismo Femenino Celta fijaban hasta ahora la edad mínima de admisión en 15 años, la frontera juvenil. Se hacía, si acaso, alguna excepción con cadetes de 14. El trabajo en categorías inferiores se fiaba a clubes filiales como Val Miñor, AVA o Cangas. La Escola permitirá a los celestes ampliar su rango de acción a niños de entre 5 y 14 años.

"Es un trabajo a largo plazo. Seremos pacientes", indica Rodríguez. El cuerpo de monitores se completa con Sara Portabales y Rubén Covelo. El arranque ha sido prometedor. Calculaban enrolar a una treintena de pequeños. Hasta octubre no sabrán cuántos se quedarán de los que evalúan durante estos días si la actividad les gusta. Pero todo apunta a superar las previsiones. Los clubes célticos están preparados para cualquier situación. "Poseemos una estructura que nos permitiría llegar hasta los 200 o 300 niños", sostiene Rodríguez.

La Escola se adapta a las características de cada edad, con uno o dos días de actividad semanal para los más pequeños y hasta tres para infantiles y cadetes. La mayor parte de la actividad se desarrollará en Balaídos, "el 99 por ciento", cuantifica Rodríguez. "Las pistas son nuestro hábitat natural". Castrelos ha servido como escenario inicial porque querían que "los niños viesen que el atletismo también puede practicarse en un parque o una playa".

El curso no se desarrollará sólo en las pistas municipales. De lunes a jueves, de 17.00 a 19.00 horas, los escolares dispondrán del módulo cubierto que existe bajo la grada de Río. El Celta se lo ha alquilado al Instituto Municipal de Deportes. Un lugar en el que refugiarse cuando arrecien la lluvia o el frío.

De momento, entre los inscritos, los monitores encuentran perfiles muy diversos. Con bastante equilibrio entre sexos. Y con hijos de gente que practica o practicó atletismo, pero también de familias ajenas al mundillo. "Nos están llegando muchos niños rebotados de otros deportes", indica Rodríguez con cierta sorpresa.

Los responsables de la Escola Celta enfocan su actividad de forma flexible. El aspecto lúdico domina el programa. A los menores se les adiestrará en velocidad, lanzamiento, longitud... Coordinación y equilibrio son los vectores. Con los mayores podrán probarse modalidades más técnicas o complejas. Los atletas séniors de los clubes célticos colaborarán realizando, por ejemplo, exhibiciones de pértiga.

Más allá del juego, el atletismo les podrá servir a los jóvenes "como base de otros deportes". Pero el Celta no renuncia a seducirlos. "Si siguen, estupendo. Nuestra idea es tener una cantera que en el futuro permita a nuestros equipos competir en División de Honor". Y sobre este aspecto, otra prioridad: "El atletismo enseña valores para la vida, sacrificio, saber perder y ganar... La Escola es rentable".