Con un primer tiempo de ensueño, el Celta obtuvo ayer en Sevilla un triunfo (1-2) que va más allá de los tres puntos que le permiten mantener con Barcelona y Real Madrid un pulso por el liderato de la Liga, que los azulgrana pondrán en juego el miércoles en Balaídos. En un alarde de fútbol total, los de Berizzo noquearon al campeón de la Liga Europa en las dos últimas ediciones. A los de Unai Emery les salvó la campana del descanso. El dominio absoluto al que les sometió el conjunto celeste en la primera mitad solamente les costó dos goles en contra, los que consiguieron Nolito (minuto 14) y Wass (minuto 25) al cerrar sendas jugadas corales de un Celta que despejó dudas sobre el valor de los siete puntos que había sumado en superioridad numérica. Ayer, no necesitó de ventajas arbitrales, todo lo contrario: acabó con diez al recibir Jonny una rigurosa segunda tarjeta amarilla en los últimos minutos. No importó, pues los dos equipos llegaron reventados a la recta final por el esfuerzo físico realizado y por el sofocante calor del mediodía andaluz.

Pero quizás lo más importante ayer para el Celta, aparte de los diez puntos que suma -una cuarta parte de lo que necesita para asegurarse la permanencia- y del espectáculo ofrecido en el arranque del partido, es la demostración de oficio y temple que exhibió en la segunda parte para conservar la renta de dos goles y no dejarse intimidar por un rival que sacó toda la artillería para encerrar al rival y someterlo a los ataques aéreos de colosos como Llorente. El riojano redujo diferencias en el minuto 54. El Sánchez Pizjuán empujó con fuerza porque vio dudar al Celta, que se recompuso con los cambios de Berizzo, sobre todo con la apuesta por Radoja para reforzar el centro del campo. El juego fue perdiendo calidad, pero la intensidad y la incertidumbre por el resultado se mantuvo hasta el final. Ganó quien apostó por no especular, por divertirse y divertir y que ha encontrado los automatismos precisos y necesarios en el juego para poner en apuros a cualquier rival, aunque éste pertenezca a la élite europea.

Porque Unai Emery confió ayer en el mismo once que goleó al Borussia Monchengladblach (3-0) en la Champions. El técnico vasco esperaba que sus figuras sumasen la primera victoria en la Liga del equipo hispalense. Berizzo, por su parte apostó por los habituales salvo Fontás, que arrastraba molestias y fue reemplazado por Sergi Gómez. Al Celta no le impresionó ni el potencial del rival ni el ambiente del Sánchez Pizjuán. Cogió el balón y no lo soltó hasta el descanso. Nolito y Wass probaron suerte en los cinco primeros minutos. El danés, muy activo, dio el primer aviso serio a Sergio Rico en el minuto 13. El Celta asfixiaba al rival y le impedía avanzar. La movilidad de los célticos desconcertaba a los de Emery, que se mostraban incapaces de tapar sus bandas. En la siguiente jugada, Orellana realizó un cambio de juego para Nolito. El gaditano se fue hacia el centro y metió el balón entre las piernas de dos defensores para lanzar raso y pegado al poste derecho del portero del Sevilla.

Antes del primer cuarto de hora, el Celta había puesto patas arriba al Sevilla, que perseguía sombras. La fortaleza física de N'Zonza o Krychowiak quedaba anulada por el fútbol asociativo de los celestes -ayer de gris-, que se apoyaban en la pericia de Nolito y de Orellana para desmontar el sistema defensivo sevillista. Y cuando no eran el gaditano y el chileno, la profundidad por banda la ponían Jonny y Mallo. Fútbol total para un Celta que no dejó pasar de su mediocampo al adversario.

En otra acción de ataque, los célticos activaron las dos bandas. Desde la izquierda, Nolito puso un centro para la internada de Mallo. El lateral logró ceder atrás para la llegada de Wass, que descerrajó un lanzamiento cruzado y el balón se coló pegado al poste de la portería de Sergio Rico.

En 25 minutos, el Celta había dado un paso de gigante para sumar su tercera victoria de la temporada ante el quinto clasificado de la pasada Liga y candidato a repetir como equipo Champions.

Ante la humillación que estaba sufriendo su equipo, Emery dio entrada a Krohn-Dehli por Vitolo, que nada había aportado hasta entonces, como Reyes, Banega y tantos otros del Sevilla. Gameiro era el único que intentaba poner en aprietos a Sergio Álvarez, que apenas tocó dos balones en la primera mitad porque sus compañeros siguieron dominando y dejando boquiabierta a media España. El Celta se había convertido en trending topic (tendencia) en las redes sociales. Twitter se había inundado de elogios para los de Berizzo, que intentaban cobrar mayor ventaja con lanzamiento directo de córner (Nolito) o desde el centro del campo (Orellana), sin dejar de insistir en el juego combinativo.

Con un disparo de Banega que repelió Sergio Álvarez se puso fin a la obra de arte que el Celta acababa de realizar en la primera parte del partido de Sevilla. Pero faltaba por saber si el equipo con la segunda plantilla más joven de Primera sabría mantener la ventaja ante un rival que volvió al campo para comerse el mundo.

El cabezazo de Llorente en el minuto 54 puso en duda la fortaleza mental de los célticos. Resistieron los ataques a la desesperada del Sevilla. Cabral se contracturó un gemelo de tanto esfuerzo. Fontás mantuvo la fiabilidad defensiva, mientras Radoja dio pausa y consistencia en el centro del campo y Guidetti aportó frescura y descaro al ataque.. Ayer, en el campo del Sevilla, el Celta puso el arte, firmó una bella jornada de fútbol y se llevó una victoria que le permitirá el miércoles en Balaídos pelearle el liderato al Barça.