Aitor González volvió a subir un año después a lo más alto del podio final de la Volta Ciclista a Galicia. Esta vez el corredor vasco demostró su fortaleza en una de las ediciones más montañosas. En la última jornada, celebrada con inicio y final en Pontevedra, tuvo que hacer frente a los ataques de sus principales rivales, sobre todo del conjunto local del Supermercados Froiz, y defendió con éxito el maillot amarillo logrado la jornada anterior en Manzaneda.

El ciclista de Ermua se adjudicó la edición de la última temporada corriendo en calidad de cedido en el Aluminios Cortizo de Padrón. El pasado viernes se presentó en el inicio de la vuelta en Lugo con su equipo, el Ampo Goierriko, para intentar el reto de repetir triunfo final en esta ronda, un doblete que hasta el momento sólo había firmado Oscar Laguna en 2006 y 2007. Durante las tres etapas González ha demostrado que no le afecta la presión de llevar el cartel de favorito.

La última etapa, de 148 kilómetros, se la anotó Jorge Cubero (Bicicletas Rodríguez), que supo pescar en río revuelto después de la tormenta que se desató entre los mejores clasificados en la general. Los ocho primeros llegaban a la jornada definitiva con una diferencia menor a 40 segundos y no desaprovecharon ni un metro de un perfil con tres ascensiones puntuables para medir la solidez del líder.

La carrera salió de la Praza de España, en pleno corazón de la capital del Lérez, y desde el banderazo inicial empezaron los ataques para provocar una fuga numerosa. Por la meta volante de Caldas, en el km 35, cuajó la escapada buena del día, sin candidatos a la general. La diferencia rápidamente se situó en torno a los tres minutos y pasaron en cabeza por los altos de Lobeira, 3ª categoría, y O Busto, de 2ª. En esta última subida Rodríguez, del Rías Baixas, rompió la unidad de la escapada con un ataque en solitario que lo mantuvo al mando hasta las rampas finales de la ascensión al puerto de A Escusa.

En esta dificultad montañosa de primera categoría, con su cima ubicada a 36 km de meta, la carrera se lanzó definitivamente en el grupo de favoritos con un ataque de Pedro Merino, que por momentos, llegó a ser maillot amarillo virtual. Sin embargo, el grupo de perseguidores aumentó en el camino hacia Pontevedra hasta alcanzar los 16 componentes y neutralizó su órdago a 15 km para la meta.

Con la victoria final casi asegurada en el bolsillo de González, la lucha en el tramo final se centró en el triunfo de etapa. Cubero sorprendió con un demarraje a 10 km de la llegada y exprimió al máximo una renta de 15 segundos para ganar en el casco histórico pontevedrés.