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El Celta dilapida el liderato

El equipo de Berizzo desperdició una renta de dos goles después de volver a jugar en superioridad

Aspas disputa un balón ante Bigas y David Simón // R. Grobas

El parón de la Liga se le ha vuelto a indigestar al Celta, que firmó ayer ante la UD Las Palmas un empate con regusto a derrota tras desperdiciar una ventaja colosal. Los dos puntos cedidos ante el abnegado conjunto de Paco Herrera impiden al equipo vigués mantenerse en lo alto de la tabla con un pleno de tres victorias, pero sobre todo dejan en el aire una amarga sensación de ocasión perdida en un duelo que se puso a pedir de boca con la expulsión de Javi Varas a los diez minutos de que el balón echase a rodar.

Por tercera vez en tres jornadas consecutivas -algo insólito hasta la fecha en el campeonato español-, los celestes dispusieron de casi 80 minutos de superioridad numérica para afianzar una victoria que se le acabó escurriendo de las manos por la fe que tuvo el rival, que nunca perdió la cara al choque, y la falta de rigor del conjunto celeste para frenar al contragolpe amarillo y gestionar una renta que llegó a ser de hasta dos goles en dos fases distintas del partido. Pero cuando el campo parecía definitivamente inclinado hacia la portería amarilla, los celestes se atascaron en un dominio yermo de la pelota, se precipitaron en el remate y cedieron terreno en el medio campo para que el rival pudiera desplegar su contragolpe.

Paco Herrera, que volvió a ser aclamado en su regreso a Balaídos, ganó la partida táctica a Berizzo, que no supo leer las necesidades del choque y acabó acumulando efectivos de ataque que se agolparon por el centro, obviando explotar el juego por las bandas para romper el ordenado entramado defensivo del equipo canario. Con 3-3 en el marcador, Las Palmas tuvo incluso dos contras en franca superioridad para sentenciar el partido que no supo culminar, sobre todo un 4 contra 2 que milagrosamente abortó Orellana, el mejor de los celestes sobre el campo.

Nada de eso sin embargo parecía posible al inicio del choque, cuando entre Fontás e Iago Aspas rompieron el espinazo al conjunto amarillo en una acción mortal de necesidad. El zaguero catalán robó la pelota en medio campo y sirvió un pase en profundidad hacia el moañés, que se infiltró entre los dos centrales amarillos y se plantó solo ante Varas, que no tuvo más remedio que derribarlo para evitar el gol. Penalti y expulsión, de nuevo en el minuto 10 de partido, como hace quince días frente al Rayo. Los celestes, que ya habían cortejado en gol en un par de aciones por medio del propio Aspas y Orellana, pusieron la directa con un segundo gol cinco minutos después obra de Daniel Wass, esta vez tras una gran acción de Orellana, que entró por su costado y puso un centro-chut que no logró atajar Varas y que el danés solo tuvo que empujar al fondo de la portería.

Balaídos se frotaba las manos y se disponía a disfrutar de otra goleada del Celta. Pero lejos de descomponerse con este segundo mazazo, Las Palmas le tomó inesperadamente la medida al partido. Le ayudó que el argentino Araújo, puro talento, redujese pronto diferencias tras aprovechar un fallo en cadena de la defensa céltica. Un mala cesión de Jonny y un error de Fontás dejaron en precario a Sergio, que no llegó a despejar un balón que el argentino le rebañó de las manos para rematar luego a puerta vacía (minuto 24).

El Celta, no obstante lo siguió intentado, aunque sin demasiada fe y con disparos desde fuera del área del Tucu Hernández, Wass y sobre todo Orellana, muy activo por la banda derecha del frente de ataque. Fue sin embargo Nolito, tras el descanso, el que hizo despegar nuevamente al Celta tras una gran asistencia de Aspas. El sanluqueño, muy irregular ayer, recibió el balón del moañés en el cogollo del área y solo tuvo que ajustar el punto de mira para poner un balón imposible para Raúl Lizoain, el sustituto de Varas.

De nuevo con dos tantos de ventaja la victoria parecía encarrilada para el Celta, que sufrió entonces un atasco monumental. Al desbarajuste sufrido por el conjunto de Berizzo contribuyó la decisión de Paco Herrera de sentar al centrocampista Roque Mesa para dar entrada a Aythami y blindar la defensa amarilla con un tercer defensa central. Esta decisión dejó sin respuesta al Celta, que se empecinó en cargar por el centro y dejó una autopista para el contragolpe rival. Con todo, las Palmas tuvo un golpe de fortuna en el segundo gol, obra también de Araújo, que disparó casi sin ángulo con la enorme fortuna de que su remate rebotó en la pierna de Pablo Hernández y despistó por completo a Sergio.

Berizzo respondió cambiando a Guidetti por Mallo pero la entrada del sueco no mejoró en absoluto las prestaciones ofensivas del Celta, que acumuló demasiada gente por el centro, de espaldas al portal canario. Tampoco cambió las cosas la entrada de Bongonda con el Celta ya volcado hacia el portal amarillo de un modo casi temerario. Aspas, Cabral, de cabeza a la salida de un córner, y Augusto pusieron a prueba los reflejos de Raúl, que se mostró muy seguro, como todo el equipo amarillo, que incluso tuvo la posibilidad de ganar el partido en un cuatro contra dos abortado milagrosamente por Orellana y más tarde en un 3 para 1 mal gestionado por los atacantes canarios. Y al final, casi llorando, un empate que invita a la reflexión.

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