El Coruxo salvó dos puntos en un partido en donde pasó muchos apuros e, incluso, acabó pidiendo la hora. La parte positiva fue que la poca fortuna que tuvo hace una semana en Logroño la encontró ayer, sobre todo con el segundo gol.

El equipo de Rafa Sáez no estuvo cómodo sobre el terreno de juego. Tuvo la fortuna de adelantarse en el marcador a los ocho minutos, pero el tanto le hizo mucho daño. Los vigueses se dejaron ir y el Peña Sport no desaprovechó la ocasión de ir creciendo hasta encontrarse pasada la media hora con el tanto de la igualada en una bonita jugada que culminó Maeztu cruzando el balón ante la salida de Brais.

El técnico vigués movió el banquillo al comienzo de la segunda parte. Sáez quería abrir el juego y sacrificó a un central, Acoidán, que además tenía tarjeta, incorporando a Jorge en la banda. La apuesta no dio resultado porque el Peña Sport se fue arriba. Los navarros no se conformaban con el empate y continuaron presionando en el centro del campo, lo que provocó que el Coruxo perdiera el balón con excesiva facilidad, sin llegar a portería en los primeros quince minutos. Sin embargo la fortuna se le apareció a los vigueses en forma de castigo para el portero visitante, que en un intento de despejar el balón tras un córner, introdujo el balón en su portería.

El Coruxo se vino arriba. Recuperó en cierta medida el balón en el centro del campo, lo que permitía tener más posesión del balón y no dejaba que los navarros se crecieran. Sin embargo, a medida que se acercaba el final del encuentro los nervios aparecieron en el equipo vigués que, instintivamente se echó atrás permitiendo el juego ofensivo del Peña Sport, que a siete minutos para el final del encuentro estrellaba el balón en el travesaño, con un Coruxo que pedía con insistencia la hora.