El Academia Octavio prepara su debut liguero en casa del Covadonga huérfano de Cerillo. El capitán no estará en su eterna esquina izquierda el próximo sábado. Se retira siendo el máximo goleador de la escuadra. El adiós se conoció, tras dudas y negociaciones, a mediados de agosto. El club le ha buscado sustituto de forma intructuosa. Jabato, aunque no renuncia a recuperarlo de su "jubilación" en algún momento de la campaña, articula soluciones. Es un asunto crucial en el itinerario de la temporada.

El Octavio ha reforzado su primera línea con Piñeiro y Gayoso; Iglesias apuntala el extremo derecho. Del anterior ejercicio siguen todos los que lo concluyeron salvo Ballesteros y Diogo Oliveira, bajas calculadas. Jabato confiaba en la continuidad de Cerillo. Su proceso de renovación se atascó. El jugador valoró también factores personales. "Me retiro", acabó anunciando.

Cerillo asistió hace escasos días a una cena del equipo. Técnicos y compañeros, entre los que se cuentan amigos íntimos como el propio Jabato, le insistieron. Los académicos siguen intentando convencerlo de que reconsidere su postura. "No quiero hacerme a la idea", reconoce el entrenador, medio en broma, medio en serio. Si bien esperanzado, lo cierto es que sí se hace a la idea: "Al menos a corto plazo, está claro".

El presidente, Javier Rodríguez, y Jabato han probado a reemplazarlo, palpando alternativas que no han cuajado. Jabato necesitaba alguien de ese mismo perfil, un especialista de cierta veteranía. Sin Cerillo, de 34 años, el portero Lloria se queda como sabio de la tribu a sus escasos 30. Hermida, de solo 23, será el segundo más veterano en una plantilla que se mueve entre los 18 y los 21. "No hay nadie que me guste", dice Jabato de lo que resta a su alcance en el mercado, considerando necesidades deportivas y capacidades económicas.

Así que el estratega manchego se gira hacia los inquilinos del vestuario. Víctor León se ofrece como alternativa natural. Es su gran oportunidad de explotar como rojillo. Fue el único que no progresó el año pasado a buen ritmo,. Extremo clásico en su morfología, aún no ha aprendido a canalizar su talento en la definición. Necesita adquirir practicidad y rigor. Jabato no puede esperar eternamente por él. "Aunque lo parezca, éste no es un equipo juvenil", explica. "Tenemos obligaciones". La permanencia es vital para el club.

León obliga en principio a efectuar un cambio ataque-defensa. Y Jabato no puede malgastarlos. "En esta categoría no podemos hacer más de dos o tres cambios. Todos los equipos corren. Hay que sacrificar algunas cosas para encontrar equilibrio", argumenta. Conde gana enteros: un chico de gran estatura, disciplinado e intenso, que acabó rindiendo en el centro defensivo. Jabato también está experimentando con Tate, de polivalencia universal. El dezano jugó el año pasado en todas las posiciones de la primera línea y también como pivote. "Y defensivamente es muy bueno", recuerda Jabato.

Queda otra bala en la recámara: Prada, juvenil, de buena talla y a la vez rápido, que ha ofrecido buenas prestaciones en pretemporada. Tiene 17 años y aunque ya Figueirido o Bernárdez hayan brillado en el Octavio de esta época a esa edad, Jabato prefiere manejar su progresión con paciencia.