Abatido por el error de llegar a meta por otra calle, el patrón de Tirán recuperaba ayer por la noche las fuerzas con el apoyo de sus compañeros, ya desplazados a San Sebastián. "Era tanta la emoción por ese segundo de ventaja con San Juan, que no atendí a las indicaciones desde tierra a través del pinganillo, en donde te van diciendo los segundos de diferencia de los otros y que no iba por calle". David Álvarez asegura que iba tan atento "al barco, corriendo mucho, que me despisté. Cuesta mucho esto cuandoganábamos la tanda".