Poco a poco, la edad y la vida nos van dejando sin grandes amigos, referencias históricas de aquellos años de finales de los 50 en el Real Club Náutico de Vigo, cuando era nuestro Club y nuestra casa.

Hace unos meses se fue a la eternidad Eduardo Fernández Jaso; unas semanas, Agustín Chillón García, y este pasado sábado, Guillermo Quinteiro Viéitez. Los tres se han ido a las estrellas, dejándonos su definitiva y triste ausencia. Dios lo ha querido así y en estas tan tristes situaciones no hay palabras, sólo sentimientos y cariño desbordado.

En los años 58,59, 60... nos reuníamos todos los días en el Náutico y nuestras ambiciones juveniles y vitales era comernos el mundo, como mozalbetes sanos y deportistas. Nos divertíamos bañándonos en los muelles y disfrutábamos de los botes, tan añorados y símbolo de nuestras ilusiones y ensoñaciones deportivas. Unos buscábamos la gloria, otros la diversión sana en el deporte, y otros nos empeñábamos en viajar a campeonatos de España o regatas Internacionales en Portugal, como metas más cercanas. Allí se fraguó una amistad indestructible, que pervivió por los años.

Eduardo Fernández Jaso y Guillermo Quinteiro Vieítez, alcanzaron la gloria proclamándose Campeones de España Juveniles en 1959 en Yolas a Cuatro con Timonel en el lago madrileño de la Casa de Campo. Aquella tripulación que conformaban Jaso y Quinteiro junto a Manuel Correa y José Veríssimo con Enrique Villar de timonel, conquistaron un título con coraje y convicción y fue una victoria tan sorprendente como inesperada.

Luego, en 1960, Jaso y Quinteiro con Correa, conquistarían otra medalla de plata como subcampeones de España, esta vez formando equipo con Alejandro Suárez y José A. Pérez del Olmo de timonel.

Respecto a Agustín Chillón era alto, delgado, desgarbado y con apariencia frágil. Cuando remábamos con él íbamos con miedo pensando si se podría "romper", pero siempre fue uno de los grandes comodines en las tripulaciones de yolas de los Cucudrulus, Spectrus, Tiburones, Botafogo, Galeotes, etc. Siempre estaba dispuesto, aunque nunca llegó a alcanzar grandes metas como su hermano Modesto, olímpico en Roma-1960, pero sí la cariñosa amistad de todos los que allí convivíamos en aquel grupo maravilloso de jóvenes sanos y ambiciosos.

Tres grandes amigos que jamás olvidaremos y que hoy estarán en compañía de otros grandes compañeros de la época y de aquellos guateques inolvidables, que se han ido a las praderas del Cielo, antes que ellos, Joe, Tarzán, Gorila y tantos otros que la ley de la vida nos ha ido quitando.

Para Jaso, Chillón y Quinteiro, tres grandes hombres buenos, nuestro agradecimiento por su amistad y el recuerdo emocionado. Para ellos fluye la oración que sale del alma y también para otros que, antes que ellos, se han ido remando al Cielo. Allí nos volveremos a encontrar, con la ayuda de Dios.