Ricardo Ojeda se proclama campeón de forma incontestable de la 75ª edición del Torneo Internacional de Tenis del Club de Campo de Vigo. El portuense doblegó en la final por 7-6 y 6-1 al donostiarra Juan Lizariturry para conseguir el tercer título de su carrera y añadir así a su cuenta 18 puntos ATP.

El presidente de la entidad organizadora, Manuel Sanjurjo, y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, le entregaron al final del partido la Copa Bedriñana. El nombre del tenista del Puerto de Santa María ya luce en este mítico trofeo junto al de leyendas del deporte de la raqueta como Manolo Santana y Rafael Nadal.

El público respondió y el tiempo respetó para que se pudiera disputar sin interrupciones el encuentro que ponía el epílogo a ocho días de competición. Una edición tan especial de este torneo por el aniversario que se celebraba presentó una final que pocos podían pronosticar al inicio de la semana. Ojeda, cabeza de serie número cuatro, llegó sin hacer demasiado ruido, mientras que Lizaraturry se había convertido en la gran revelación después de eliminar a dos favoritos al título como Vilella y Vega.

Se esperaba un encuentro igualado con dos estilos similares y así fue el primer set. El tenista vasco, que buscaba su quinto título, entró frío al partido y en su primer servicio tuvo que levantar tres bolas de break. Consiguió salvar esta amenaza inicial con la sangre fría para jugar puntos claves que había demostrado en cuartos de final y semifinales.

Del otro lado de la red, Ojeda solventó sus primeros tres servicios sin apenas pasar apuros. Únicamente su revés no se mostraba demasiado afinado en el tramo inicial. Poco a poco sus golpes empezaron a hacer cada vez más daño y en el séptimo juego del primer set rompió por primera vez el servicio de su oponente para situarse con ventaja de 4-3.

Dada la firmeza del saque del portuense parecía que el primer set ya tenía dueño, pero tirar la toalla es una expresión que no aparece en el diccionario de Lizaraturry. Con la dejada como su mejor golpe en este partido igualó la contienda a cinco juegos y la primera manga se decidió en el tie-break.

Esta muerte súbita resultó ser el momento clave de la final. Ojeda no varió ni un ápice el guión que tenía previsto de mantenerse sólido desde el fondo de la pista y consiguió algo que no había logrado nadie durante toda la semana: desquiciar al donostiarra. ´Liza´ cometió cuatro errores no forzados al principio del desempate que le costaron el set, por 7-3 en el tie-break, y casi toda su confianza en pelear por la victoria.

Por la vía rápida

El puñetazo sobre la mesa del andaluz para adelantarse en el marcado le dio alas y en el segundo set voló sobre la pista central del Club de Campo. Su único titubeo lo tuvo al conceder una bola de break en su primer juego al saque. Lizaraturry no la aprovechó y Ojeda no perdonó cuando se le presentó la ocasión. Fue en el cuarto juego de esta manga y rompió el servicio de su oponente para colocarse con ventaja de 3-1.

Con todo en contra, reaparecieron en el tenista vasco los problemas físicos causados por las épicas batallas de los días anteriores. Acabó el partido fundido y sin capacidad de reacción. Ojeda siguió a lo suyo, exhibiendo una serenidad que le permitió cerrar el encuentro con un 6-1 en la segunda manga y levantar los brazos como campeón del torneo tras poco más de hora y media de juego.

Impulso para el futuro

En la ceremonia de clausura de la 75ª edición del internacional vigués, Lizaraturry reconoció haber jugado con molestias físicas y felicitó a Ojeda por encontrar la recompensa a la constancia demostrada en los últimos meses. El gaditano afirmó sentirse orgulloso por inscribir su nombre en un torneo que coloca un escalón por encima del resto de Futures. Ambos agradecieron a la organización, patrocinadores y público el trato recibido esta semana.

Para el jugador andaluz, de 22 años, alzar la Copa Bedriñana supuso el tercer título de su carrera tras los conseguidos en el Club Internacional de Madrid (Majadahonda) y en el de Elvas (Portugal). Con esta victoria también rompió una mala racha en las finales. Este año había perdido en Ourense y en Coimbra. Su próximo reto será el Challenger de Sevilla en el mes de septiembre. El triunfo en la arcilla olívica lo refuerza como uno de los valores al alza del tenis español.