Enrique López suele ser claro. Cuando los suyos lo hacen bien, lo dice. Y cuando lo hacen mal, también lo dice, sin poner excusas. Ayer no ocultaba el sentimiento reinante en Samertolaméu. "Estamos superdisgustados y superdesanimados por razones ajenas a nosotros", manifestaba después de cenar. El entrenador de Meira tiene claro que la maniobra de Portugalete no fue casual ni fortuita. "Sabían que tenían una calle de riesgo y hasta que rompieron la estacha no pararon. Hasta la propia ETB (la televisión vasca) decía en directo que era un escándalo", decía abatido. Pese a todo, Meira no se plantea recurrir. No le valdría de nada.