Todavía en pretemporada y con muchas cuestiones que mejorar, el Celta mantiene el carácter que Berizzo le imprimió la pasada campaña: presión asfixiante sobre la salida del balón del contrario y juego combinativo para acercarse con peligro al área rival, en especial por las bandas. Con esos mimbres, al Celta le bastaron diez minutos para desarbolar a la endeble defensa del Boavista, que en los primeros instantes, hizo agua por todas partes gracias a la velocidad y la movilidad de los hombres de arriba de los celestes. Y como colofón a la tarde Nolito reapareció con el olfato goleador intacto para cerrar la goleada viguesa.

Fruto de la presión sobre la salida del balón llegó el primer tanto cuando solo habían transcurrido tres minutos de juego, al robar Bongonda un balón con toda la defensa lusa descolocada. El belga vio muy claro el desmarque de Aspas que solo tuvo que regatear al meta portugués para anotar el primero.

Tan solo cinco minutos después, otra combinación entre los mismos jugadores terminaba con un disparo cruzado del extremo belga que acababa en el fondo de las mallas.

Durante esos instantes iniciales el Celta siguió machacando a la defensa lusa, especialmente por las bandas y con Orellana y Wass moviéndose entre líneas por todo el frente del ataque, mientras Pablo Hernández y Augusto trabajaban en tareas de contención.

Tuvieron el tanto en sus botas Hernández y Orellana, pero el primero no acertó a rematar bien y el segundo vio como su tiro cruzado era desviado por una mano milagrosa de Gideão.

El técnico del Boavista corrigió el desaguisado que estaba sufriendo en defensa reforzando esa zona e incrementando la presión sobre la zona de creación celeste, lo que embarulló el juego en el centro del campo. Las fuerzas se igualaron un poco, pero la superioridad celeste seguía siendo más que evidente. Rubén Blanco solo tuvo que intervenir en una arrancada de Luisinho, que estrelló su disparo en el meta vigués.

Con cambios en ambas porterías arrancó la segunda parte, en la que el Boavista adelantó líneas y comenzó a rondar la portería de Sergio. El meta de Catoira lució su repertorio en a disparos de Diego Lima y Michael Uchebo, y cuando no llegó él, allí estaba Wass, reconvertido a lateral derecho tras los cambios, para repelir un disparo de Luisinho.

En el frente del ataque, Berizzo hizo coincidir a Guidetti y a Aspas durante varios minutos, con este retrasando su posición para jugar de enganche mientras el sueco ocupaba la posición del nueve, mientras Nolito y Orellana ocupaban las bandas.

El sueco dejó entrever su calidad en las ocasiones que pudo asociarse con sus compañeros del ataque, sobre todo en el minuto 79, cuando fue capaz de robar un balón, desmarcarse para que Orellana le viese y ceder de tacón el balón a Nolito, cuyo disparo rechazó Mika cuando se colaba en su portería.

Fue en esos últimos minutos cuando el Celta despertó y volvió a hacerse con los mandos de un partido que nunca dio la sensación de correr peligro. En esos últimos instantes también apareció Nolito. El sanluqueño trató siempre de encarar a su marcador y de crear peligro por su banda, pero se le notó todavía lejos de su mejor forma. Sin embargo, estuvo hábil para recoger un balón que había quedado muerto en el área, tras una gran jugada de Radoja, y colocarlo en la escuadra de la meta defendida por Mika. El tanto de Nolito cerraba el marcador en un 3-0 que hacía justicia sobre lo visto en el terreno de juego, ya que el Boavista nunca fue rival para un Celta que comienza a apuntar buenas maneras de cara a afrontar el inicio de la liga. Berizzo también decidió dar minutos a los canteranos Señé, Madinda y Costas. El primero, que ha pasado a formar parte del primer equipo, trató de asociarse con Guidetti desde la mediapunta, aunque pocas veces lo consiguió. Sí destacó Madinda en los pocos minutos de los que dispuso, ya que de sus botas salió el tercer tanto celeste con un buen pase a Radoja.