El pueblo de Moaña y distintas personalidades del mundo del motor se volcaron ayer en la despedida del piloto Dani Rivas, que falleció el pasado 20 de julio junto a su compañero Bernat Martínez, tras un accidente en el circuito de Laguna Seca (Estados Unidos). Tras la tensa espera el cuerpo llegó ayer al mediodía al pabellón de Reibón, en donde se instaló una capilla ardiente que reunió primero a sus familiares y amigos más cercanos para abrirse a primera hora de la tarde a toda la villa. Un constante goteo de gente quiso dar el último adiós al piloto, que hoy será enterrado en el cementerio municipal de Trigás tras el funeral de cuerpo presente que se oficiará en el propio polideportivo a las 17.00 horas.

El féretro permaneció toda la tarde cubierto con las banderas de España y de Galicia y escoltado por imágenes del deportista, algunos de los trofeos que ganó durante su carrera y, sobre todo, la motocicleta con la que compitió en Moto2 así como su mono y su casco de competición. Decenas de coronas de flores se acumularon en el pabellón, con el número 7 de Dani Rivas como protagonista de excepción.

Los restos mortales del moañés aterrizaron en el aeropuerto de Peinador a las 9.00 horas, desde donde fueron trasladados a un tanatorio vigués para efectuar los preparativos pertinentes. El coche fúnebre salió hacia Moaña a las 11.00 horas, mientras en el entorno de la rotonda de Domaio ya esperaba una docena de moteros, entre los que se encontraban representantes de los dos clubes del municipio -La 3-13 y Os Mata Pardales- y algunos de los amigos más íntimos del fallecido. Cuando llegó el coche al término moañés los moteros se unieron a él para escoltarlo en una comitiva por cuya seguridad velaron efectivos de la Policía Local de Moaña y de la Guardia Civil de Tráfico.

La procesión sobre dos ruedas atravesó todo el municipio por la PO-551 y su presencia no pasó desapercibida para los vecinos de Domaio y Meira. Acompañó el cuerpo hasta su destino en el pabellón de Reibón, en donde familiares y representantes del Concello preparaban todo para la comitiva.

A puerta cerrada los familiares fueron los primeros en reunirse con más intimidad para llorar la muerte de Dani Rivas. Su padre, José Luis "Willy" Rivas, llegó sobre las 12.00 horas al entorno del pabellón, en donde recibió los abrazos de los integrantes de la comitiva que siguió al féretro. Poco a poco iban llegando coronas de flores con mensajes de cariño hasta sumar medio centenar. Una furgoneta trajo la motocicleta de competición de Dani Rivas, que fue trasladada por sus amigos hasta el recinto deportivo. Fue entonces cuando su padre no pudo contener la emoción y rompió a llorar abrazado a la moto. Las lágrimas recorrieron a buena parte de la familia durante todo el día, tras casi dos semanas de espera para poder repatriar el cuerpo del deportista.

Antes de las 13.00 horas se abrieron las puertas para que todo el que quisiera participase en el homenaje a un Dani Rivas que ya pasó a ser una leyenda del deporte moañés. Un gran cartel con su imagen figuraba en la entrada al pabellón y otro con el siguiente texto: "Siempre contigo. Nunca te olvidaremos. Campeón", colgaba del muro del CEIP Reibón, orientado hacia la carretera general.

El goteo de gente fue incesante, sobre todo a partir de las 17.00 horas. No faltaron tampoco los representantes públicos como la alcaldesa, Leticia Santos; la teniente de alcalde, Marta Freire; o los concejales Ezequiel Fernández, Jorge Santomé y Coral Ríos entre otros. Por la tarde visitó la capilla ardiente la presidenta de la Diputación, Carmela Silva.

Hasta última hora de la tarde fueron centenares los vecinos que acudieron a despedir a Dani Rivas, "un piloto muy querido en Moaña, sobre todo porque nunca se olvidó de sus amigos y era el principal representante de nuestro pueblo y de todo Galicia en el mundo del motociclismo".

Fue sobre las 19.00 horas, cuando más concurrido estaba el pabellón, el momento más emotivo de toda la jornada. Los moteros reunidos encendieron la motocicleta de Dani Rivas y uno a uno fueron pasando ante la tumba para acelerar el vehículo. Fue con esta despedida motera a propuesta del padre cuando los familiares y amigos rompieron a llorar con más intensidad, abrazados incluso al ataúd o a la propia moto. En ese punto se agolparon los asistentes.

El ritual se prolongó durante muchos minutos y finalizó en un sonoro aplauso de todos los presentes y abrazos de ánimo. La entrega a los padres de un cuadro con las rodilleras que utilizaba el propio Dani Rivas, dedicadas, fue otro de los actos con los que se llegó al final del homenaje de ayer.

La capilla ardiente permaneció abierta por la noche y hará lo propio a lo largo de la mañana de hoy, pues se espera la visita de los aficionados al motor que lleguen desde otras zonas.

Esta tarde se espera que acompañen a Rivas en su último viaje cerca de un millar de moteros llegados de toda Galicia y convocados, principalmente, a través de las redes sociales.