El alemán André Greipel (Lotto Soudal) se volvió a mostrar imparable al esprint y logró el triplete con autoridad en la decimoquinta etapa disputada, entre Mende y Valence, de 183 kilómetros, una jornada rápida bajo un calor extremo que mantuvo los puestos de la general, con Chris Froome al frente.

No hay quien pare al "Gorila" de Rostock, imbatible por velocidad. Después de conquistar Zelande y Amiens, volvió a mostrar su mejor sonrisa en la antigua "Valencia de Francia", donde batió con un ataque lejano al alemán Degenkolb (Giant) y al noruego Kristoff (Katusha).

Greipel cerró la jornada en 3h.56.35, a una media de 46,4 kms/hora. A 33 grados, el trayecto se convirtió en un ejercicio de desgaste camino de la semana decisiva, en la que los favoritos sudaron de lo lindo, pero pasaron página sin problema en espera de los Alpes.

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Froome fue aplaudido por el público de Valence cuando subió al podio a enfundarse un maillot amarillo que tiene bien agarrado. Así lo indican unas diferencias que le permiten ver la vida de color de rosa. Quintana a 3.10, Van Garderen a 3.22 y Valverde y Contador a más de 4 minutos justo cuando se encuentran a punto de arrancar el miércoles la batalla en los Alpes, allí donde se va a decidir el Tour de Francia.

Mientras Froome trata de olvidarse de la polémica sobre "la falta de respeto" que sufrió al ser el blanco de un vaso de orina, las tropas opositoras empiezan a tocar los tambores de guerra.

Quintana, vestido de blanco de mejor joven, anuncia que intentará derrocar al británico "antes" del Alpe D'Huez, la víspera de París, y si no es posible "a quemar las naves" en tan famoso puerto, en la etapa que se disputa el sábado y que promete ser grandiosa.

Alberto Contador, mientras lamentaba que su compañero Peter Sagan no hubiera aprovechado la escapada para ganar al esprint, se mostró decidido a "hacer cosas interesantes mientras quede un gramo de fuerza".

La etapa comenzó con una fuga numerosa que nunca se le fue de las manos al pelotón, que no permitió grandes diferencias, entre otras cosas porque el Katusha no había metido a Kristoff y estaba Sagan por delante.

El equipo de "Purito" Rodríguez hubo de trabajar a destajo para atrapar a la avanzadilla y cumplir el guión marcado, hecho que se produjo a 29 kilómetros de meta, a pesar de que el italiano Trentin y el canadiense Hesjedal trataron de sublevarse.

El protocolo del esprint se puso en marcha y fueron los hombres del BMC los que asumieron el ritmo en cabeza. Luego el checo Stybar lo intentó en solitario. Momentos de incertidumbre, pues nadie quería salir a por el vencedor en Le Havre.

Finalmente el Orica y Katusha no permitieron que su trabajo de todo el día quedara en agua de borrajas y echaron abajo el intento. Estaba cantado el esprint y allí estaban todos los que tenían cita con una de las últimas oportunidades de este Tour.

En una llegada desordenada, con codazos y movimientos peligrosos que tuvo a Sagan como principal protagonista (fue el que más recibió y también el que más repartió), surgió Greipel como un tiro a 250 metros de meta. Se acabó el debate. "Popeye" hizo una exhibición marca de la casa. Así firmó su novena etapa en el Tour de Francia. El rey del esprint, con 33 años.

La tercera semana del Tour empezará con la decimosexta etapa, entre Bourg de Péage y Gap, de 201 kilómetros. El Col de Manse (2a), a 10 de meta, marcará la jornada que dejará al pelotón ante el segundo día de descanso. Luego, Alpes, escenario de la gran batalla.