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Mayweather y Pacquiao, al fin solos

Las Vegas acoge la próxima madrugada uno de los combates más esperados de la historia y que supondrá un récord mundial en ingresos gracias a la televisión de pago

Las cifras marean. Una lluvia de números describe mejor que nada la grandiosidad del acontecimiento. La próxima madrugada Floyd Mayweather y Manny Pacquiao saldarán la cuenta que tenían pendientes con ellos y con el boxeo. Hace más de seis años -tras subir el filipino de peso-, comenzaron las conversaciones para concretar al esperado duelo entre dos de los mejores púgiles de los últimos tiempos. Nunca fue posible el combate. Casi siempre por culpa del americano, el rey del "pay per view", el dueño de una impresionante serie de 47 victorias consecutivas que sin embargo evitó mientras fuera posible el duelo contra Pacquiao. Ahora, en el ocaso de sus carreras (36 años el filipino, dos más el americano) se enfrentarán con las coronas en juego del Consejo, la Asociación y la Organización del peso welter. Una unificación en toda regla para quienes han sido campeones del superpluma, ligero, superligero, welter y superwelter (Mayweather) y mosca, supergallo, pluma, superpluma, ligero, superligero, welter y superwelter (Pacquiao).

Fue el filipino quien convenció directamente a Mayweather. Sucedió tras la última gala de Miss Universo a la que ambos asistieron y en la que Pacquiao formaba parte del jurado. Se tomaron una copa a solas. Fuera de los focos, alejados de las miradas curiosas, desprotegidos por la ausencia de sus séquitos y librados de las caretas que casi siempre lucen en público se hablaron con franqueza. El filipino, el que algún día tendrá un cargo de responsabilidad en la política de su país, le recordó al ostentoso americano que su deseo de retirarse invicto era muy lícito pero que "todos te recordarán que nunca quisiste enfrentarse a mi. Eso te acompañará toda la vida y no te permitirá disfrutar de tu récord". Manny, el chico que se crió en las calles de Kibawe, tocó al americano donde sabía que más le afectaba. Siempre se ha acusado a Mayweather de disfrutar de una carrera deportiva muy "controlada", evitando casi siempre a los rivales más peligrosos y sin correr riesgos considerables. Sabía que Pacquiao tenía razón con sus argumentos. A los pocos días los mánagers de ambos boxeadores pactaron la pelea que se celebrará la próxima madrugada (5 de la mañana en España) en Las Vegas.

Desde entonces el mundo parece haber enloquecido. Las entradas que salieron a la venta en el MGM Grand duraron un minuto, la reventa se ha disparado hasta alcanzar los 400.000 dólares por una localidad próxima al ring, 170 países ofrecerán la pelea en directo y se espera que la recaudación televisiva se dispare por encima de los 400 millones de dólares, algo que deja en ridículo a cualquier otro evento que se haya emitido en el sistema de "pago por visión". Hasta ahora el récord son 2,5 millones de "pinchazos". Este se calcula que estará por encima de los cuatro millones y que disparará la bolsa de los púgiles que ganarán una cifra descomunal. Mayweather cobrará el 60% de lo que corresponde a los boxeadores (podría llegar a los 180 millones de dólares) mientras Pacquiao percibirá el 40% (unos 120 millones de dólares). La vida asegurada para ambos, sobre todo para el filipino que lleva una vida más ordenada, más austera en comparación con la ostentación y despilfarro del americano, dueño de una flota de cien coches y famoso por sus extravagancias siempre agarrado a fajos inmensos de billetes. Su última ocurrencia ha sido pagar 180.000 dólares al cocinero que le ha atendido en exclusiva durante los últimos meses. El apodo de "Mr.Money" no le llegó llovido del cielo.

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Los analistas entienden que el ruido alrededor de este duelo es exagerado, hinchado artificialmente, aunque sirve para reactivar el mundo del boxeo, huérfano desde hace tiempo de este tipo de enfrentamientos. El favorito es el americano. Lo dicen las apuestas -que nunca van mal encaminadas- y lo reafirman muchos analistas. Pero quedan muchas dudas por despejar, como la respuesta de Floyd a la entrega de la que siempre hace gala el filipino. El hombre que mejor le conoce, su entrenador Freddie Roach, presume de que nunca ha trabajado como lo ha hecho en los últimos meses. La derrota dolorosa ante el mexicano Márquez hace tres años en el mismo escenario donde peleará esta noche posiblemente ayudó a reactivar a Pacquiao; lo noticia de su duelo con Floyd Mayweather hizo el resto.

Roach ha explicado que su discípulo está mucho mejor preparado que el americano, que conoce el sufrimiento desde pequeño y que todo eso saldrá a relucir en el cuadrilátero. Es cierto que la vida del filipino no ha sido sencilla. Se crió en la calle tras escaparse de casa después de ver cómo su padre se comía a su perro. Vendió pastelitos, durmió bajo un cartón y desde muy niño convirtió el boxeo en su válvula de escape y también en su medio de vida. En Filipinas es mucho más que un boxeador. Su país declaró festivo el día para que todo el mundo pueda disfrutar de la velada y la actividad se detendrá por completo a la espera del desenlace que instalará a sus paisanos en un estado de felicidad incontrolable o en la depresión más profunda.

Es la exageración que se vive en torno al último "combate del siglo", la pelea más esperada de la historia y que hoy enfrentará a dos colosales púgiles. A nadie le importa que sus mejores días ya hayan pasado, hoy se celebra su reencuentro.

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