El Celta se ha encontrado a sí mismo. Berizzo ha dado con la tecla. El argentino apuesta una y otra vez por el 4-2-3-1 que estrenó en aquel triunfo balsámico ante el Córdoba. El experimento de Krohn-Dehli y Augusto Fernández como inquilinos de la sala de máquinas ha fructificado. No sólo es un espectáculo futbolístico, sino que además ha llevado al cuadro celeste a soñar de nuevo con tener la posibilidad de disputar la Europa League.

El estilo es irrenunciable para Berizzo y para la afición. En el Canal Celta el once elegido fue el de las victorias frente a Rayo Vallecano y Eibar. No había dudas. Santi Mina y Larrivey formaban parte de esa alineación. Pablo Hernández y Charles, posibles novedades, deberían esperar su oportunidad desde el banquillo. Lo mismo que los participantes en esta votación lo pensó el preparador argentino, que mantuvo el equipo que goleó al Rayo Vallecano y asaltó Ipurúa.

La apuesta no defraudó a nadie. El Celta volvió a bordar el fútbol. Sólo el resultado fue esquivo. Por lo demás su valentía ha conquistado al aficionado al deporte rey. El celtismo, que también optó por el mismo once que Berizzo, se muestra orgulloso. Esto va más allá de lo que impere en el marcador. El estilo importa. Y eso se percibe en lo que ocurre en el terreno de juego. En el tapete los celestes siguen mejorando, progresando hacia una excelencia a la que también puede aspirar un humilde.