El color de su corazón coincide con el de su destino. Se ha ido Basilio, pero para quedarse con nosotros para siempre. Basilio es la historia del Real Club Celta. El día que comenzó a escribirse, él ya la leía, aun poniéndose de puntillas para mirar sobre los hombros de los padres del club. Y después fueron muchas las páginas que nos dejó escritas de su puño y letra, llenas de cariño y sabiduría, con los borrones de sus lágrimas de felicidad o de tristeza, con vivencias y anécdotas, con sentimientos, que habitarán para siempre en las gradas de Balaídos.

Basilio se ha ido, pero es mucho lo que nos deja. Ejemplo de entusiasmo, de perseverancia y fidelidad. De constancia, de pasión, de cordura y de paciencia. Nos deja un mapa, con un camino de 90 años, hacia los valores que los celtistas debemos sembrar, cultivar y cosechar.

Basilio nos deja el entusiasmo y la alegría de un niño y la templanza y prudencia de un abuelo, la mesurada pasión del que lo ha visto y vivido todo. El entusiasmo y la alegría que asomaban a sus ojos, por ejemplo, en la presentación de Rafinha. Llegó a Balaídos ilusionado y contento por volver a su casa para recibir a otro que de alguna manera volvía también. Orgulloso de ser el primer celtista, feliz al ver todos los que llegaron detrás de él.

Nos deja sus relatos, sus vivencias y experiencias, desde que, con 12 años, asistió a la inauguración de Balaídos hasta las más recientes, su saque de honor, sus visitas con su nieta Ana al estadio, sus pronósticos y deseos, siempre venturosos para su Celta.

Se ha ido, pero para quedarse para siempre. Socio 75 años, celtista eterno.

*Presidente del Celta