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la pizarra

La misma película de siempre

La misma película de siempre

Esta Francia es la mejor selección de la historia. Sólo se le pueden comparar la Unión Soviética y la Suecia de otros tiempos. Pero los datos resuelven el dilema en favor de los franceses: son los que consiguen más títulos. Mañana pueden ser los primeros en conquistar cinco mundiales. España respondió al guión de los últimos cruces contra Francia: le plantó cara, lo que tiene mucho mérito, y sucumbió por una mezcla de errores propios y aciertos ajenos. Con un protagonista sobre los demás: Omeyer. Cerró la puerta cuando España intentaba remontar y se acabó.

Claro que hubo otros factores y momentos cruciales en los que el partido pudo variar de guión. España empezó con los jugadores habituales en ataque y también los acostumbrados cambios ataque-defensa. Maqueda, en la transición, intentaba parar a Karabatic en la zona central antes de que se pudiesen efectuar esos cambios. Pero nunca fuimos capaces de controlar ese aspecto durante la primera mitad. En la que además las pérdidas fueron un lastre desde el arranque: cinco en apenas seis minutos.

En estático, Francia desdoblaba a uno de sus extremos cuando Sorahindo se colaba entre uno y dos en la zona izquierda, sobre Víctor Tomás. Es una situación que volvería a repetirse en la segunda parte, ya hacia el final del encuentro. Se le oyó a Onesta comentarlo en su último tiempo muerto. En Liga Asobal, Víctor Tomás puede defender en el penúltimo; contra Francia y Dinamarca, no.

El caso es que los franceses anotaron con mucha facilidad en ese primer periodo. La defensa española estaba muy hundida. Entre Narcisse y Karabatic nos rompieron con lanzamientos fáciles. Manolo Cadenas llegó a colocar a Víctor Tomás y después a Ugalde en 5.1. Nada funcionó. Movimiento fácil de balón y calidad de los jugadores franceses, tanto defensiva como ofensivamente superiores.

Todo cambió tras el descanso. Volvió España al 6.0 y la defensa funcionó. Influyeron varios factores para que no se consiguiese la remontada. Vergonzosos los árbitros eslovenos, aunque no haya que achacarles la derrota. Pitaron miedo, anulando el gol del empate a Chema, y excluyeron a Maqueda. Y no tuvieron cucuruchos para echar a Nicola Karabatic, que es sin duda el mejor, pero que comete faltas reiteradas todo el tiempo y no se va a la calle.

España, gracias a la aparición de Gonzalo en la portería, volvió a meterse en el partido (20-21 y 12 minutos en juego). Y aquí el error fue propio. Con uno más hubo precipitación. Se defendió en superioridad con dos mixtas y Francia nos quemó con un parcial de 0-2. Además en varias ocasiones defendimos bien y perdimos después el balon. Y en último caso, Omeyer cerró la puerta, parando cuatro penaltis. Cuando se nos cruza Francia nos vamos fuera, siempre es la misma película.

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