Duró casi tres meses. El Celta atravesaba una especia de montaña rusa. De la cumbre a una caída libre de la que todavía no se había tocado fondo. De ganar en el Camp Nou, de hacer historia, a no volver a sonreír. Desde aquel triunfo histórico ante el FC Barcelona, el equipo vigués vivía en una crisis de resultados que ya afectaba a la creatividad de hombres como Krohn-Dehli, Nolito o Augusto Fernández.

Berizzo se la jugaba ante el Córdoba. Diez jornadas con un balance de dos puntos de los treinta disputados son unos registros más que razonables para la destitución. Así lo reconocía el argentino al término del encuentro ante el Getafe, una nueva derrota en la que lo peor no era sólo el resultado, sino la forma en la que se encajaba la derrota. En su "match-ball" ante los califas, el discípulo de Marcelo Bielsa arriesgó. Como si fuese un jugador de póker se marcó un "all in". Todo o nada. Concentró en su once inicial a Orellana, Nolito, Santi Mina y Larrivey. Sentó a Radoja y apostó por fijar en la sala de máquinas a Krohn-Dehli y Augusto Fernández. El lateral derecho fue, como era previsible, para Sergi Gómez, que cumplió a la hora de suplir a Jonny.

El Celta recuperó la versión alegre del arranque de campeonato. Llevó la iniciativa, creó ocasiones y, además, recuperó esa presión asfixiante a la salida del balón del adversario. Balaídos jaleaba a los suyos. El celtismo disfrutaba con la imagen que estaba mostrando su equipo. No obstante, el Córdoba avisó pronto. Un remate de espuela del debutante Héldon en el primer minuto de juego se encontró con una gran respuesta de Sergio Álvarez. Todo quedó en un susto. Después llegó el vendaval céltico, un monólogo en el que Santi Mina y Larrivey dispusieron de varias ocasiones para perforar el marco de un acertado Juan Carlos.

El partido transcurría en campo visitante. El Celta recuperaba la alegría en su juego. También volvía a ser valiente. El fútbol no podía ser de nuevo injusto con la propuesta de Eduardo Berizzo. El equipo vigués rozaba la perfección. Sólo faltaba atinar la puntería para firmar una matrícula de honor al examen final al que se estaba sometiendo el preparador argentino. El duelo, sorprendentemente, se iba al descanso con tablas en el marcador, un cero a cero en el que parte de la grada ya veía el problemas más en las "meigas" que en un posible cambio de técnico.

En la segunda parte se repitió el guión de los primeros 45 minutos. El Celta rebajó algo la intensidad, pero siguió poniendo en aprietos a un Córdoba que quería el balón, pero era incapaz de arrebatarle la posesión al cuadro local. Djukic mostraba sus intenciones introduciendo a Abel Gómez por Héldon en el inicio del segundo acto. La entrada del ex del Granada no varió nada. El equipo vigués seguía insistiendo, cruzaba sin problemas las líneas de los califas, pero faltaba el golpe final. Esa recompensa llegó a los diez minutos de la reanudación. Orellana dejaba pasar inteligentemente un balón para que Nolito firmase la "especialidad de la casa". Remate cruzado con rosca que se coló por toda la escuadra. El gaditano volvía a marcar. Lo hacía con un gol que se convertirá sin duda en una de las dianas más bellas de la jornada.

El Celta siguió con la vista posada en el marco contrario, pero poco a poco fue apareciendo el desgaste físico. Berizzo movió el banquillo. Su objetivo era apuntalar la sala de máquinas. Dio entrada a Álex López y a Radoja por Santi Mina y Orellana. El conjunto vigués se agazapaba. Daba la iniciativa a un Córdoba que inquietó a Sergio a balón parado. Precisamente el gato de Catoira ejerció de salvador con una parada sobre la línea de gol. Poco después llegaría una de las acciones determinantes del partido. El asistente de Teixeira Vitienes señalaba penalti en el área del Celta por falta de Carles Planas. Al final, tras varios minutos de suspense, el colegiado cántabro concedió falta en ataque del futbolista visitante.

El partido, a pesar del sufrimiento final, acabó cayendo para el bando local. Larrivey estuvo a punto de ahorrar el sufrimiento en el descuento, pero su remate cruzado se topó con una mano espectacular de Juan Carlos. Ahí murió el encuentro. Nolito supo matar el choque defendiendo la posesión en las inmediaciones del córner. El gaditano volvió a marcar. Su golazo permite al Celta regresar a la senda de triunfo. Tres puntos que alejan al cuadro vigués de los puestos de peligro. El gafe ya forma parte del pasado. El objetivo de la salvación, un poco más cerca. El fútbol no podía ser tan injusto.

Ficha técnica:

Celta: Sergio Álvarez; Sergi Gómez, Cabral, Fontás, Planas; Krohn-Dehli, Augusto Fernández (Augusto Fernández, 90´); Santi Mina (Álex López, 67´), Orellana (Radoja, 78´), Nolito; y Larrivey.

Córdoba: Juan Carlos; Gunino, Pantic, Crespo, Edimar; Deivid, Rossi; Bebé, Héldon (Abel Gómez, 46´), Ghilas; y Florian.

Gol: 1-0: Nolito (55´).

Árbitro: Teixeira Vitienes (comité cántabro). Mostró tarjeta amarilla a Orellana y Santi Mina por parte del Celta mientras que por parte del Córdoba vieron cartulina amarilla Héldon, Bebé, Abel, Rossi e Iago Bouzón.