El Celta de Berizzo entra en barrena y vuelve a repetir una lamentable actuación para sumar su décima jornada sin ganar en la Liga. Ayer perdió ante un Getafe (2-1), que también llevaba casi tres meses sin sumar tres puntos. Pero lo más preocupante de lo ofrecido en esta ocasión por el equipo de Berizzo es una imagen de mediocridad de consecuencias imprevisibles, que pone a su técnico en una difícil situación para seguir gobernando una nave que se va sin frenos hacia el abismo. El nuevo tropiezo apenas deja consecuencias negativas en la clasificación, pues los celestes se sitúan en la decimosegunda plaza, a cinco puntos del descenso. Lo más grave y preocupante, sin embargo, son las sensaciones de grupo descabezado y sin rumbo que ofrece en este inicio de la segunda vuelta. Ayer cayó ante un rival que tuvo que remontar un gol de Charles y que desperdició un penalti.

Se han olvidado de jugar al fútbol los célticos. Tras la victoria en el Camp Nou, el 1 de noviembre pasado, habían perdido casi siempre pero mostrándose como un conjunto con las ideas muy claras y ofreciendo un juego de calidad y vistoso, aunque con poca pegada. Ahora, ni eso. La racha de malos resultados le ha dejado sin identidad, a merced de rivales que hasta el inicio de la segunda vuelta del campeonato se habían mostrado muy inferiores a los célticos. Pero cuando se aproximan los momentos claves de la temporada, no quedan noticias del Celta que deslumbró en las primeras diez jornadas de Liga.

Cuando llegaron los malos tiempos, el buen juego resistía todos los récords negativos de minutos sin marcar o de jornadas sin ganar. Se podía apelar a la mala fortuna o incluso a los errores arbitrales para mantener la ilusión de que tocaría otra temporada tranquila, sin sobresaltos, para al menos intentar igualar el noveno puesto del curso pasado.

Hace una semana, ante el Espanyol, los de Berizzo dieron el primer aviso preocupante de que su buen fútbol se había esfumado entre las confusiones de su técnico. Ayer, los célticos elevaron el listón de la mediocridad hasta cotas muy preocupantes porque el desconcierto ha llevado a la deriva a jugadores como Krohn-Dehli u Orellana, que habían sido fundamentales para que Berizzo mantuviese su credibilidad.

Ayer, el técnico argentino se olvidó de los experimentos y el Celta se presentó en el Coliseum Alfonso Pérez con el once esperado y con el habitual dibujo del 4-3-3 para enfrentarse a un Getafe con tantas o más urgencias por ganar que los celestes. Pero tanto tropiezo seguido deja huella en los futbolistas y ambos equipos se mostraron muy imprecisos desde el primer minuto. El partido fue un corre calles constante desde el inicio, con incontables imprecisiones en la elaboración del juego.

A pesar de la horrible puesta en escena, los célticos supieron aprovechar un despiste defensivo del rival para adelantarse en el marcador al filo del primer cuarto de hora. Nolito sacó con rapidez de banda para Charles, que aprovechó la indecisión de los zagueros para superar a Codina.

Primera aproximación al área del Getafe y el delantero hispano brasileño rompía su sequía goleadora desde que la temporada pasada le marcase un doblete al Real Madrid en Balaídos.

Ni siquiera con el gol a favor encontraron los de Berizzo la tranquilidad y la pausa suficientes para gobernar el partido, que se niveló de nuevo cuatro minutos después. Álvaro Vázquez aprovechaba el agujero que dejaba Planas en el costado izquierdo, mientras perseguía a Sarabia, para superar a Sergio.

Sin control en el centro del campo, el Celta dejaba que el Getafe tuviese más presencia en el área de Sergio, al que Sarabia y Sammir pusieron en aprietos antes del descanso. Hasta ahí, el partido no contaba con un dominador claro.

Los locales cambiaron de guion tras pasar por el vestuario. Dejaron la iniciativa al Celta para aprovechar algún error y explotar la velocidad de sus atacantes. Álvaro Vázquez tuvo dos ocasiones antes de que Charles reclamase un penalti por mano de Naldo en el área de Codina.

Mateu Lahoz intentó solventar el error minutos después perdonándole la expulsión a Radoja por desviar el balón con la mano cuando Alexis se preparaba para marcar de cabeza tras un saque de esquina de Pedro León.

El serbio del Celta se llevó una tarjeta amarilla y pudo seguir en el partido, aunque al equipo de Berizzo nada parecía servirle ayer para evitar la caída sin frenos que lleva en la Liga. Salió vivo de la pena máxima porque Diego Castro mandó el balón al larguero tras lanzarlo al estilo Panenka.

Como si no importase el fallo, el conjunto madrileño siguió buscando el tanto de la victoria ante un Celta que continuó sin saber qué hacer, esperando alguna ayuda divina que le sacase de la confusión en la que se ha metido. Del banquillo no llegaba ninguna respuesta válida, pues Berizzo volvió a empeñarse en retrasar los cambios tras dar entrada a Mina pasada la hora de partido. Larrivey entró en el minuto 84 por Charles, uno de los pocos que se salvó de la mediocridad ayer. En ese mismo minuto, el Getafe colgó el balón en el balcón del área celeste, Sammir se inventó un pase de tacón a Sanabria, que entró por la derecha sin oposición y disparó con la izquierda para superar a Sergio Álvarez. Ni siquiera respondió el equipo de Berizzo al golpe, en la actuación más mediocre en muchos meses y que deja a Berizzo al borde del abismo.