El estudio que presenta Corbalán nació de una discusión entre cuñados en un viaje a esquiar. El de Manuel Castillo, que es farmacéutico, se preparaba sus propias bebidas isotónicas con unos polvos antes de que se popularizasen las industriales; Castillo, en cambio, prefería tomarse una buena cerveza tras el ejercicio, lo que su cuñado le afeaba por el alcohol.
Manuel Castillo, catedrático de fisiología médica en la Universidad de Granada, iniciaría al poco tiempo un estudio que probó que el consumo moderado de cerveza tras una gran sudoración tenía efectos similares al agua sobre los parámetros estudiados.
Corbalán se ha unido a Castillo para completar el estudio, analizando los hábitos de los deportistas en el consumo de bebidas alcohólicas, del que se deduce, entre otros datos, unas rutinas saludables. Castillo y Corbalán destacan las cualidades de la cerveza en la hidratación corporal. Ahora les gustaría averiguar por qué tanta gente se decanta por esta bebida y por qué, en una persona deshidratada, la cerveza ya no inhibe la hormona antidiurética (se neutraliza el efecto habitual de la cerveza de incrementar la producción de orina).
A Corbalán acuden a visitarlo amigos como el excéltico Paco Doblas y el entrenador Paco Martínez. Y olímpicos como Carlos Pérez, Franco Cobas y José Luis Méndez, que relataron anécdotas como el miedo que tenían en su época a consumir coca-cola por si daban positivo por dopaje.
