Así es Leo Messi. Puede pasarse un mes sin ver puerta, fomentando todo tipo de debates, y de repente va de triplete en triplete. El del sábado le permitió dejar atrás a Telmo Zarra como el máximo goleador histórico de la Liga española. Ayer, en Nicosia, destronó a otro mito del fútbol mundial, Raúl González, como "Pichichi" absoluto de la Liga de Campeones. A Messi parece sentarle bien el traje confeccionado por Luis Enrique, que en cierto modo le devuelve a los orígenes: arrancando desde la banda derecha, el argentino dirige el ataque de un Barça entonado, que ayer ganó para la causa goleadora a Luis Suárez, que inició su cuenta con una maniobra deliciosa.

El golazo de Luis Suárez, sobre todo en su inicio por el caño de espaldas que le hizo a su marcador, venció la resistencia del numatino Apoel, que lo fió todo a su defensa. A partir de ahí lo tuvo más fácil el Barça, que ya pudo dedicarse a los empeños personales de Messi. El gol que dejaba atrás el liderato de Raúl pareció un guiño del argentino al estilo del madrileño, ya que estuvo listo para poner la pierna en el área pequeña a un indefinido remate de Rafinha: gol número 72.

El 73 sí fue "made in Messi", al superar con un toque sutil la salida de Urko Pardo aprovechando un buen pase de Alves. No se conformó Messi, quizá para desmentir las voces que hablan de la falta de hambre de Leo en los últimos tiempos. Quería otro "hat trick" y lo logró pocos minutos antes del pitido final gracias una asistencia de Pedro desde la línea de fondo.

El partido no tuvo más historia que la protagonizada por Messi dada la debilidad de un Apoel que opuso más resistencia en el Camp Nou, aunque en aquella ocasión Luis Enrique alineó un equipo de circunstancias. Ayer el asturiano limitó las rotaciones, que afectaron al brasileño Neymar, quizá pensando en el partido del domingo en Mestalla. Una de las novedades, Rafinha, no pudo acabar el partido al ver dos tarjetas amarillas por dos entradas evitables. La expulsión llegó con el partido decidido, pero Luis Enrique reestructuró el equipo con la entrada de Busquets por un aliviado Luis Suárez. Mascherano, sustituto ayer de Busi, había confirmado como mediocentro que para él cualquier puesto es bueno.