Vaivén de sensaciones en Begoña Fernández, lo propio de un deportista de 34 años que acaba de romperse el ligamento cruzado de la rodilla derecha: el shock inicial, la esperanza de las horas posteriores, la tentación de rendirse al conocer el diagnóstico definitivo y ahora la fe en recuperarse a tiempo de disputar con su equipo, el Vardar macedonio, la final a cuatro de la Liga de Campeones de mayo. La mejor jugadora de la historia del balonmano gallego no tira la toalla.

Fue precisamente en un partido de la Liga de Campeones, el fin de semana, ante el Thuringer. Begoña defendía en seis metros a la pivote rival. "Se me clavó la zapatilla. El pie se frenó y la rodilla siguió", describe la viguesa.

"Me he roto la rodilla", pensó enseguida. Begoña ya se rompió el cruzado de la rodilla izquierda hace una década. La sensación inmediata, pese al tiempo transcurrido, le hizo consciente de la gravedad. Sin embargo, a diferencia de entonces, la articulación no se le inflamó en las horas posteriores. No fue tanta la inestabilidad. "Me hice ilusiones", confiesa. Ilusiones que agravaron la decepción cuando la resonancia determinó sin lugar a dudas que el cruzado estaba roto. "Me lo tomé mal. Pensé: 'Todo se ha acabado'".

Esa pesadumbre, la inclinación a clausurar su carrera ante el duro proceso que le espera, se ha ido mitigando con el paso de las horas. Ni otros ligamentos ni el menisco se han visto afectados. Ya habla Begoña de que "si todo va bien, podría reaparecer en cinco meses". Cuentas que le permiten soñar con ayudar al Vardar a coronarse campeón de Europa.

El trato del club está siendo exquisito. El contrato de Begoña concluye en junio. No han hablado del futuro ni la pivote quiere realizar planteamientos más allá de esa frontera. El Vardar le ha permitido escoger médico y Begoña se ha decantado por César Flores, el traumatólogo de referencia de la selección española, de la que Begoña fue pilar esencial (181 partidos, 395 goles) hasta que decidió su adiós hace escasos meses. La olívica se operará en Madrid el jueves de la próxima semana. El primer mes de convalecencia lo pasará en Vigo. Después regresará a Macedonia.

"Me afectó en el momento. Pero los deportistas estamos hechos de otra pasta y hay que sobreponerse", concluye, con la emoción de saberse querida. En estas horas le han llovido los mensajes de ánimo: "Gracias a todo el mundo. Estos gestos de cariño me dan mucha fuerza".