Después de perder en San Mamés a Andreu Fontás, uno de sus pilares defensivos, el Celta debe enfrentarse el próximo viernes al Levante sin Fabián Orellana, uno de sus mejores atacantes. El internacional chileno vio el sábado ante el Athletic su quinta tarjeta amarilla y tendrá que cumplir frente a los granotas el correspondiente encuentro de suspensión, lo que plantea al entrenador celeste, Eduardo Berizzo, todo un problema.

No en vano Orellana ha sido el atacante más utilizado por el preparador argentino en lo que va de temporada. El futbolista de Santiago de Chile comparte con el portero titular, Sergio Álvarez, la condición de hombre más utilizado del plantel. Ha jugado completos los ocho partidos de Liga disputados hasta la fecha (754 minutos) y ha sido poco menos que imprescindible en el juego de ataque celeste, al que ha aportado tres goles y una asistencia, precisamente la que dio el sábado a Nolito en el gol que significó el empate en San Mamés.

Pero el rendimiento de Orellana, que ha alcanzado un sublime grado de complicidad con Nolito y es seguramente el futbolista con mayor capacidad de desborde del equipo, difícilmente puede cuantificarse con números. Da algo más.

La gran reacción firmada el pasado curso por el Celta de Luis Enrique coincidió con la decisión del técnico asturiano de devolver al chileno los galones que había tenido dos años antes, cuando llegó cedido del Granada y se convirtió en uno de los artífices del ascenso del Celta a Primera División.

Tras la negativa de aceptar la invitación de Luis Enrique a buscarse equipo, el preparador celeste decidió que era preferible utilizarlo y fue dándole minutos poco a poco. Debutó en la cuarta jornada, en San Mamés, donde solo disputó ocho minutos, pero no jugó su primer partido como titular hasta la sexta jornada, cuando el preparador asturiano salió a jugar con los suplentes ante el Getafe en el Coliseum Alfonso Pérez.

Orellana partió desde el banquillo, sin demasiados minutos, en los enfrentamientos ante el Levante, el Málaga, el Barcelona y el Sevilla y, finalmente, Luis Enrique le confió por fin la titularidad en la decimoquinta jornada, coincidiendo con la visita del Almería a Balaídos.

Este partido fue el punto de inflexión para Orellana, que anotó el primer gol del que sería el primer triunfo de la temporada en Balaídos. Desde entonces su protagonismo fue creciendo de modo exponencial -sobre todo después de sus buenas prestaciones en la eliminatoria frente al Athletic de Bilbao en la Copa del Rey- hasta convertirse en incuestionable para el preparador asturiano, que acostumbraba a poner al chileno como ejemplo de superación.

Con Berizzo, Orellana no ha tenido que sufrir tanto para ganarse los galones. El preparador argentino le ha dado el máximo protagonismo desde el primera partido de Liga y el chileno ha respondido con un impresionante rendimiento. Su baja, añadida a la de Fontás, que estará aún un par de partidos más de baja por lesión, supone un doble contratiempo con vistas al próximo partido contra el Levante.

El preparador celeste tendrá que buscar en los próximos días un sustituto para Orellana. La opción más plausible es la del Tucu Hernández, futbolista que cuenta con la plena confianza del técnico. Berizzo ha utilizado al argentino nacionalizado chileno como extremo izquierdo e interior pero también podría buscarle acomodo en la banda derecha. Otra opción sería juntar a Larrivey y Charles, con el argentino escorado a banda, como en San Mamés. Bastante menos probable parece que el técnico recurra a Santi Mina, que aún no ha debutado este curso.