"Mi hermano Dani y yo somos los más españoles de la selección". Paco Figueroa, nacido en Miami, disfruta de una semana en Galicia, visitando a sus familiares paternos. Su ascendencia gallega le ha abierto las puertas de la selección española de béisbol, un combinado que en 2013 hizo historia al disputar por vez primera el World Beisbol Classic, un torneo que reúne a los mejores jugadores de las grandes ligas mundiales.

La emigración quiso que los gemelos Figueroa nacieran en Miami. Su padre, natural de Louredo (Mos), nunca olvidó sin embargo sus raíces y son frecuentes sus visitas a Galicia. Este vínculo tan especial lo heredaron sus hijos, más Paco si cabe, que esta semana disfrutó de las "maravillas de la tierra de mi padre". Y también la suya. "Yo me siento también un poco gallego. Me encanta Galicia, sus paisajes, su comida", enumera.

Tras militar en un equipo de 'Triple A', la antesala de las grandes ligas americanas, Paco Figueroa decidió el pasado año dedicarse a entrenar en los Orioles de Baltimore (ejerce de "coach de bateo"), equipo en el que inició su carrera como jugador profesional. Antes de su retirada en activo tuvo la oportunidad de contribuir al episodio más glorioso de la selección española, al lograr la clasificación por vez primera para el World Beisbol Classic de 2013, en Puerto Rico. "Nos tocó en el grupo de la muerte, con Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela. No lo hicimos del todo mal", sentencia, pese a que España no consiguió ganar ningún encuentro. "Había un nivel tan alto que hicimos tremendos partidos. Eso es como unos Juegos Olímpicos de 'pelota' (como le llaman en América al béisbol)": "Se burlaban de nosotros, de que no teníamos nivel, y al final no lo hicimos tan mal, dimos la talla y competimos bien".

En la ronda de clasificación para Puerto Rico se midieron a Francia, Israel y Sudáfrica en Júpiter (Florida), donde se proclamaron campeones del grupo y se sacaron el histórico billete para el combinado español.

"Dani empezó antes que yo a jugar con España. En 2007, en un Europeo en Barcelona. Él contribuyó mucho a elevar el nivel del equipo", cuenta. Paco llegó al combinado nacional en 2009. En el Europeo de 2012, donde España se llevó el bronce, recibió por segunda vez el premio al "mejor bateador del campeonato". La Federación no se había equivocado al reclutar a los gemelos, a los que se le conoce en las concentraciones nacionales como "los gallegos".

"En el equipo español hay solo uno o dos jugadores de España, el resto son como nosotros, venezolanos, cubanos, dominicanos... Algunos ni siquiera conocen a sus familiares españoles, solo saben que tienen un abuelo de aquí, o están casados con una española pero no han venido nunca", dice Figueroa. Pero su vínculo con España, con Galicia en concreto, va más allá. Desde niño son continuas sus visitas. Ayer cogía el avión de regreso a Miami con fecha de regreso fijada. "Quiero volver en Navidad y pasar una temporada larga", asevera.

Una semana no le ha llegado para ver y disfrutar de todos los encantos que encierran para él los paisajes gallegos, tan diferentes a los de su ciudad de origen. "Allá todo es llano. Aquí cada montaña parece un cuadro". También le conquista de Galicia "su vino, y sus comidas... el marisco", bromea.

Durante su estancia en Louredo, llevó a sus primos más pequeños al campo de fútbol de cerca de su casa para enseñarles a batear. "En España es un deporte muy poco conocido. Allá, la MLB está casi a la par con la NBA o con el fútbol americano", explica. "Si yo hubiera nacido en España, probablemente hubiera sido futbolista", explica, "pero en Estados Unidos el béisbol es uno de los deportes más practicados". Desde la distancia sigue al Barcelona, "aunque aquí mi familia y también mi hermano son más del Real Madrid", bromea, e incluso asistió al derbi entre el Celta y el Deportivo. "Fue algo increíble la afición en el estadio", recuerda mientras rememoraba el tanto de Larrivey que hacía vibrar Balaídos.

Ahora, ya dedicado a su labor de entrenador, no ha cerrado la puerta a la selección. "Me retiré porque era muy duro, muchos partidos, muchos viajes. Me cansé. Pero siempre estaré disponible para la selección cuando me necesiten". Holanda es la próxima parada en 2014. "Vivo en un hotel, con una maleta siempre de acá para allá", dice en un casi perfecto castellano pese a sus continuas disculpas por su falta de soltura. "En Miami tengo pocas oportunidades de practicar el idioma. Cuando vuelva en Navidad aprenderé gallego", anuncia junto al "hórreo" que preside el jardín de la casa de su padre. "Hasta he ayudado a construir un muro de piedra con mis propias manos. Me encanta demasiado esto", insiste.

"Para mí jugar por España es un sentimiento muy grande, Sobre todo por mi papá", concluye.