Los de Manu Fernández volvieron a la senda de la victoria gracias a la solvencia de Feito a balón parado y el oportunismo de Pablo Carnero.

Fue de menos a más el Pontevedra. Empezó tibio, pero a partir de Kevin Presa y Mouriño fue ganando metros. Las primeras acometidas ante un Ribadumia bien plantado fueron inocentes. Solo un disparo de Anxo que se marchó lejísimos pudo revolucionar el choque. El ritmo del conjunto granate mejoró hasta convertirse en el dueño y señor del partido. Cerca de la primera media hora de juego llegaron las mejores ocasiones para el Pontevedra. La más clara fue para Kevin Presa, que rompió la línea defensiva con un autopase, se plantó ante Roberto Pazos y quiso culminar el jugadón driblando al portero. Lo hizo, pero se quedó sin ángulo y a su remate llegó Miguel lanzándose al suelo para salvar el tanto. En una llegada por banda, Jorge Rodríguez estuvo cerca de marcar, desviando el balón con la puntera, pero la pelota murió en los brazos de Pazos. El Ribadumia no apareció hasta los minutos finales, pero se pronunció con contundencia. Primero en una oportunidad de Changui que milagrosamente salvó Lloves. No hacía falta tanto para poner nervioso al Pontevedra. En la siguiente jugada, David Feito falló el despeje y Jesu perdonó en inmejorable posición en el área mientras Campillo se lanzaba a la desesperada.

Necesitaba abrir la lata cuanto antes el Pontevedra. Buscó en el manual y recurrió a los clásicos. Nada más salir del descanso, David Feito sacó una falta lateral, al centro cerrado llegó en carrera Pablo y con la cabeza abrió el marcador. El golpe fue mortal para el Ribadumia porque poco después Martín cazó a Fandiño y recibió su segunda amarilla. Camino abierto para el Pontevedra, que tuvo tiempo de estrellar un balón contra el larguero, otra vez gracias al golpeo de David Feito, y de dar vuelo a Pablo Carnero, que regresó a los terrenos de juego y a los 20 segundos marcó su primer tanto del curso y liquidó el partido.