El Real Madrid firmó una goleada balsámica en su estreno europeo, que calma la ansiedad de su crisis de resultados, y vapuleó a un endeble Basilea (5-1) en un nuevo juicio al portero Iker Casillas, silbado por un sector del Bernabéu y ovacionado por la mayoría en un pulso sin sentido.

En pleno terremoto el Real Madrid se insufló una dosis de confianza que le hacía falta. El Basilea era rival idóneo para resucitar. El equipo de Carlo Ancelotti sigue partiéndose y es lento en el repliegue. Pero en la primera noche europea los goles maquillaron todo.

Los necesitaba Karim Benzema, tanto que Cristiano Ronaldo sacó a relucir su cara más solidaria asistiendo hasta en opciones de tiro. Y también lo consiguió James Rodríguez para cerrar su partido más completo en el Bernabéu. Recuperó el 4-3-3 Ancelotti y el Basilea nunca supo frenar la velocidad madridista. Vio como Modric y Cristiano avisaban antes de que la mala suerte se aliase con Suchý, que metió en su portería un centro de Nacho Fernández en una acción preciosista de James con un taconazo al desmarque. El tanto recibido no modificó el plan de un Basilea que salió a disfrutar. Casillas detenía un remate blando de Elneny para recuperar confianza y dejaba salir el disparo ajustado de Streller como respuesta al primer tanto blanco.

Ancelotti llegó a desesperarse por la falta de continuidad en el juego. Lagunas que sólo la motivación o el físico pueden argumentar. El Basilea no creaba excesivo peligro pero sí llegaba con facilidad mostrando nuevamente que algo falla en el centro del campo.

Pero a la media hora Modric sacó de su chistera un pase al espacio para que el veloz Bale dejase atrás a todos, picase el esférico a la salida del portero y marcase a puerta vacía.

Desde la banda derecha, Bale asistió a Cristiano en carrera para que el portugués inicie un nuevo camino a su récord goleador en Europa. En el cuarto tanto prefirió buscar, sin embargo, a Benzema que chutar. El francés chutó abajo y se topó con la parada de Vaclik cuyo rechace lo marcó a placer James.

Con la goleada llegó la relajación y el Basilea marcó el tanto del honor sacando provecho de una contra. González, libre de marca, corrió y chutó ajustado al palo. Imparable para Casillas que no se libró de los silbidos.

La segunda parte fue para el olvido. Con todo resuelto, sin excesivas ganas de hacer más 'sangre' del Real Madrid. Bale perdonó la más clara, con Cristiano de nuevo solo para marcar. Ancelotti dio minutos a Illarramendi, al que sacó del ostracismo. A diez minutos del final Benzema marcó el gol número 1.000 de la historia del conjunto blanco en competiciones europeas.