Antes de viajar a Berlín, Mireia Belmonte ya sabía que, si todo iba como lo planeado, el cuarto día de competición le esperaba más que un maratón. La programación de la competición le deparaba dos finales seguidas: 800 libres y 200 estilos. Pero ella y su entrenador, Fred Vergnoux, decidieron seguir adelante con un reto que ayer se comprobó que era inhumano. La española, aun así, no se arrugó. Fue valiente en los 800 libres y solo dosificó al final, cuando era claro que el oro se le escapaba y se dedicó a defender la plata. Nada más tocar la pared, salió del agua, se secó un poco, intentó controlar la respiración todavía alterada por el esfuerzo anterior y se volvió a colocar en el poyete de salida para afrontar los 200 estilos. El cansancio fue demasiado rival para ella. Fue última con 2.18.46 -su récord de España es 2.09.45 y se había clasificado con 2.11.13-. Una plata fue el premio a su osadía.

Belmonte realizó algo prácticamente inédito en el mundo de la natación y del deporte en general. Aunque es habitual que los nadadores afronten varias carreras en una misma jornada, como el caso de Michael Phelps y su maratón de las ocho pruebas en los Juegos Olímpicos, siempre tienen minutos para descansar y soltar los músculos en la piscina de calentamiento. Nunca antes se habían visto imágenes como las protagonizadas ayer por Mireia, una muestra de que no quería renunciar a ninguna de sus opciones de medalla. Porque en condiciones normales lo lógico hubiese sido que, por separado, la española luchara por subir a lo más alto del podio en cada una de ellas.

Sin pensar en lo que le venía después, se lanzó a la final de los 800 libres a por todas. Tomó el mando de la prueba desde los primeros metros, con tiempos de paso más rápidos que su récord de España, los 8.18.76 que le valieron la plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La británica Jazmin Carlin se puso a su estela, marcándole de cerca. Al ecuador, empezó a mostrar sus intenciones, situándose a la par que Belmonte y, poco a poco, tomó la delantera. La española, viendo que el oro era imposible, echó el freno y puso cerco a la plata ya que venía por detrás con muchas fuerzas la húngara Boglarka Kapas. Jazmin ganó con 8.15.54, nuevo récord de los campeonatos. Belmonte, por detrás, llegó en 8.21.22, apretada por la magiar, que se llevó el bronce con 8.22.06.

Mireia salió de la piscina y ya no se quitó el gorro. Se secó un poco, volvió a colocarse las gafas y ya estaba lista para afrontar la siguiente final, 200 estilos. Con la gran favorita, la húngara Katinka Hosszu, inalcanzable incluso en sus mejores condiciones, no había mucho que hacer, pero quizás el podio estaba a su alcance. Pronto se vio que no sería así. A mariposa, uno de sus fuertes, ya iba retrasada y en espalda, se terminó de descolgar. No se rindió, intentó apretar en braza, pero el cuerpo no respondía. Terminó octava, con Hosszu, Willmott y Zeiser en el podio.