Radoja no tendrá problemas de adaptación en Vigo, a pesar de la barrera idiomática que pueda encontrar en los primeros meses, como reconocía ayer Zoran Maric, su entrenador hasta ahora en el Vojvodina. En el Celta trabajan dos serbio-bosnios que intentarán facilitarde la vida en su nuevo destino: Vlado Gudelj, delegado del primer equipo, y Milorad Ratkovic, en la secretaría técnica.

Maric le planteaba ayer a su expupilo, a través de la Radio Galega, alguna sugerencia, como que disfrute de la gastronomía gallega. "Le voy a recomendar que vaya a comer marisco y que tenga cuidado con el vino". Como buen maestro, el antiguo jugador del Celta y el Compostela no se olvidó de proponerle algo importante: "Que trabaje mucho". En el compromiso con el club han destacado la mayoría de los dieciséis futbolistas balcánicos que han pertenecido al Celta en toda su historia.

La presencia de balcánicos en el conjunto celeste tuvo su apogeo en la década de los noventa del pasado siglo. Sin embargo once años antes llegó a Vigo Culafic, un delantero serbio que anotó 13 goles en 51 partidos. En 1988 le tocó el turno a Zoran Maric, otro atacante serbio. Procedía del Vojvodina, el club que ahora entrena y en el que se ha formado Radoja. Antes que Gudelj, una de las leyendas del Celta (114 goles en 258 partidos), Puhalak y Juric se comprometieron con el equipo gallego, que en 1992 contrató a Bursac y a Ratkovic, otro de los talentos surgidos de la antigua Yugoslavia y que se asentó en la Rías Baixas. Andrijasevic llegó antes de Bajcetic, ahora técnico en el Rápido de Bouzas y jugador céltico de fútbol indoor, que también se formó en el Vojvodina antes de recalar en el Celta.

Milojevic no cuajó en Balaídos, que se preparaba para recibir otra remesa de talentos balcánicos, como Djorovic, al que le siguió su hermano Zoran. Éste no llegó a debutar con el primer equipo. Quien sí lo logró fue Goran Maric, hijo de Zoran.

En 2001, el Celta contrató a Boban, que había triunfado en el Milan. Al croata le siguieron Milosevic e Ilic. Desde 2004 hasta 2012 se cortó el flujo de balcánicos en Vigo. El último en pasar por Vigo fue Pranjic, hace dos años. Ahora llega el joven Nemanja Radoja.