La prensa uruguaya se dividía ayer entre quienes lo canonizaban y quienes lo coronaban. "San Luis" para unos; "Su Majestad Luis IX", para otros. Tenían más que motivos para deshacerse todos en elogios hacia Luis Suárez, que con sus dos goles ante Inglaterra daba la victoria a Uruguay. Pero no sólo fueron los goles los que despertaban la admiración del mundo, sino de manera muy especial el afán de sacrificio y superación que permitió al artillero del Liverpool volver a jugar cuando aún no se ha cumplido un mes desde que fuera operado del menisco de su rodilla izquierda.

Luis Suárez se lesionaba el 21 de mayo durante un entrenamiento con la selección uruguaya que dirige Tabárez. Un mal giro dañó el menisco de su rodilla y el de Salto, de 27 años, pasaba al día siguiente por el quirófano.

Pocos creían en su recuperación pero, aún convaleciente, Tabárez le incluía en la lista de 23 de Uruguay confianzo en las sensaciones del propio jugador. "Tranquilo, que voy a llegar", le dijo. Ya en Brasil empezó a tocar balón, y tras ver desde el banquillo la derrota de la celeste en su debut ante Costa Rica (1-3), el jueves, 40 días después de disputar su último partido y sin cumplirse un mes de su paso por el quirófano, jugaba de titular ante Inglaterra anotando los dos goles de su equipo (2-1).

¿Recuperación milagrosa? "En esto no existen ni milagros ni magia: es una cuestión de ciencia y biología", dice Alberto Pan, médico del plantel celeste que supervisó la artroscopia a Suárez realizada por Luis Francescoli, hermano del exfutbolista uruguayo Enzo Francescoli. "El gran secreto de esto es el control día a día, la medida de la tolerancia (del futbolista) y que, por la intención de ganar uno o dos días, no pierda una semana", agregó Pan después del partido. Es decir, todo lo contrario de lo sucedido con Diego Costa.

Suárez festejó su primer gol ante Inglaterra abrazando al quinesiólogo Walter Ferreira. "Si no fuera por él, no estaría acá", afirmó el jugador. Calificado como "manosanta" por la prensa uruguaya, Ferreira fue quien aconsejó al delantero del Liverpool que dejara las muletas poco después de la operación: "Empezá a caminar ya", le dijo. La grandeza de esta historia aún es más grandes porque Ferreira viene luchando desde hace tiempo con un cáncer. Aparcó el tratamiento para centrarse en la recuperación de Luis Suárez.

Las etapas del tratamiento del delantero del Liverpool incluyeron fisioterapia, musculación y ejercicios aeróbicos. Luego comenzó con trabajo físico en el campo y, en los días previos al comienzo del Mundial, volvió a entrenar con pelota.

"Este triunfo es de él, de Walter, en más de un 90 %. Si no fuera por él, yo no estaría jugando aquí en Brasil. Lloré mucho por él porque sé todo lo que ha sufrido, se ha sacrificado y se ha arriesgado para conseguir que yo cumpla el sueño de competir en el Mundial", destacó Luis Suárez.