Hace cuatro años España venció en Sudáfrica a un Chile que dirigía Marcelo Bielsa, aunque fue un 2-1 que convenía a ambos equipos, ya que los clasificaba para octavos de final. Los chilenos caerían en esa ronda ante Brasil mientras los españoles emprendían su vuelo hacia su primer título mundial.

Ahora sus caminos se cruzan de nuevo en un partido trascendental, esta vez con el argentino Jorge Sampaoli en el banquillo, un admirador confeso del rosarino que ha tratado de evolucionar los dogmas del 'bielsismo'.

Sampaoli comentó que durante un tiempo se empapó de todo lo que tenía que ver con Bielsa. Tenía grabadas sus largas charlas en una cinta de casete y las escuchaba cuando salía a correr.

Esta fijación de Sampaoli hizo mella en la manera de entender el fútbol. El técnico hizo suyas muchas de las ideas y conceptos de Bielsa, con quien además comparte un carácter obsesivo y pasional.

La principal diferencia entre ambos recae en la relación con los futbolistas. 'El Loco' Bielsa, frío y taciturno, delegaba el contacto con sus jugadores en el preparador físico, Luis Bonini, y en su ayudante, Eduardo "Toto" Berizzo, que acaba de ser contratado como entrenador del Celta.

Para Sampaoli el factor humano es trascendental. Visita a los futbolistas chilenos en los países donde juegan, los llama para saber cómo están, y es habitual verlo en los entrenamientos hablar con ellos con una actitud más paternal.

El seleccionador actual ha aprovechado la columna vertebral de la plantilla con la que Bielsa llegó al Mundial de Sudáfrica, que en esa época tenía jugadores que apuntaban buenas maneras pero que todavía no se habían consagrado.

Sampaoli complementó esta base con un grupo de jugadores que él mismo hizo explotar en su brillante etapa como entrenador de la Universidad de Chile entre 2010 y 2012, donde ganó tres títulos de liga y la Copa Sudamericana.

De la U sacó a varios jugadores que hoy son titulares. Hizo emerger al carrilero Eugenio Mena o al centrocampista Marcelo Díaz, el 'cerebro' de la Roja, que milita en el Basilea suizo.

También a Charles Aránguiz, una pieza clave en la medular, y al delantero Eduardo Vargas, con una proyección meteórica que lo ha llevado a jugar en Italia, Brasil y ahora en España, en las filas del Valencia.

Sampaoli, como Bielsa, basa su juego en dos principios tácticos: posesión y presión. No hay sitio en su equipo para aquellos que no estén dispuestos a dejarse el alma para recuperar el balón. Quien rechace este credo queda automáticamente excluido.

El argentino intenta siempre imponer el ritmo del partido a partir de la tenencia de la pelota, algo que no le será nada fácil contra España, que cimenta su juego en largas posesiones gracias al buen pie de sus futbolistas, especialmente de los centrocampistas.

El seleccionador chileno es más flexible que 'el maestro' Bielsa. Puede jugar con una línea defensiva de 3, 4 o incluso 5 hombres, siempre en función de cómo ataque el rival.

Para el duelo contra España parece que apostará por una línea de tres junto a dos carrileros que ayuden en defensa pero que colaboren permanentemente en tareas ofensivas. Otro exseleccionador chileno, Nelson Acosta, cree probable que ninguno de los equipos salga a la ofensiva desde el inicio, para no dejar al rival espacios ni posibilidades de un contragolpe. "Va a ser un partido de estudio, donde los dos se van a cuidar", añadió Acosta.

Es difícil aventura si Sampaoli ordenará la actitud que recomienda Acosta. Aunque podría efectuar cambios. En ataque, Aránguiz puede ocupar una posición un poco más adelantada para hacer de enganche con los delanteros Eduardo Vargas y Alexis Sánchez, que tienen el sitio asegurado.

Sampaoli espera dar la campanada mañana en el estadio Maracaná con un triunfo que dejaría a los suyos con un pie y medio en octavos y mandaría a casa al actual campeón del mundo.