Chile, que se perfila como la gran rival de España en la búsqueda de un lugar en los octavos de final del torneo, inició su andadura con un triunfo frente a Australia (3-1) en el que mostró algunos destellos de su enorme potencial, aunque también evidenció lagunas que el técnico Jorge Sampaoli deberá corregir de cara a los trascendentales duelos contra España y Holanda.

Tras una semana de intensos entrenamientos en su cuartel general de Belo Horizonte, Chile saltó el viernes al césped del Arena Pantanal de Cuiabá con el pie en el acelerador y arrolló a los australianos en unos fulgurantes veinte primeros minutos.

Orden en la zaga y presión de los volantes, especialmente de un Charles Aránguiz que se desfondó en la primera mitad en el centro de la cancha.

Alexis Sánchez tomó las riendas en ataque y a los 12 minutos anotó el primer tanto. Un par de minutos después, se vistió de pasador, un recurso habitual en los últimos partidos, y dio una asistencia a Jorge Valdivia, que con un tiro colocado puso el 2-0.

Hasta ese momento, la tarde pintaba para goleada para el regocijo de los más de 23.000 aficionados chilenos que colmaban las gradas del estrenado estadio de la capital del estado de Mato Grosso.

Pero ya sea por el intenso calor o por la tranquilidad del marcador a favor, los muchachos de Sampaoli bajaron la intensidad y, cuando eso ocurre, Chile se convierte en un equipo vulnerable.

Los centrocampistas perdieron fuelle en la presión y el partido se convirtió por momentos en una pachanga de patio de colegio, una situación en la que Australia se sentía mucho más cómodo.

Antes del descanso Tim Cahill descontó con un potente cabezazo y puso en evidencia que la falta de centímetros en la zaga puede convertirse en un drama, por más que los jugadores y Sampaoli insistan en que no es un factor determinante.

Casi nadie duda de la capacidad de salto de Gary Medel, pero poco puede hacer con especialistas en juego aéreo que le sacan un palmo.

En la segunda mitad, Chile intentó sin éxito adueñarse del centro del campo. Marcelo Díaz, la brújula chilena en la medular, parecía desorientado y Arturo Vidal dejó claro que aún no estaba a punto para un duelo de exigencia mundialista.

El jugador de la Juventus se recuperó de su lesión de rodilla con una celeridad admirable gracias al trabajo de los fisioterapeutas y a su temple y fuerza de voluntad, pero aún le falta ritmo.

Sampaoli lo reemplazó por Felipe Gutiérrez. El cambio no gustó a Vidal, que se fue indignado al banquillo y pateó una botella.

En el tramo final Chile demostró que también está preparado para apretar los dientes y cerrar filas cuando el rival aprieta, con Gary Medel y Gonzalo Jara muy sólidos en el eje de la zaga.