El Mundial dio el pistoletazo de salida con un espectáculo plagado de color que estuvo marcado por su brevedad --no alcanzó la hora-, en el estadio Arena Corinthians de Sao Paulo. La ceremonia fue una fiesta impregnada del carácter brasileño que incluyó árboles andantes, tambores de Olodúm y música de Pitbull, en una ceremonia algo más austera de lo esperado en un país que prometió emocionar al público desde el primer minuto del torneo. Los 50.000 espectadores que tiñeron de amarillo las tribunas del Arena Corinthians de Sao Paulo vibraron con la música que invadió el estadio, mientras las coreografías que mezclaban exóticas flores de la Amazonia y jugadores de fútbol.