Un caramelo en defensa y una bomba de relojería en ataque. Así se presenta en el Mundial la Holanda de Van Gaal. Habitual candidata desde la era dorada del Ajax, en los 70 las últimas generaciones "naranjas" no son tan brillantes, pero igualmente competitivas.

Holanda fue, junto a Alemania, la selección más contundente en la clasificación. Sacó nueve puntos de ventaja a la segunda clasificada, Rumanía, y demostró su capacidad ofensiva con 34 goles, once de ellos de Van Persie. Junto con Robben, el delantero del Manchester United es una amenaza para cualquier rival. Y quedan en la recámara otros dos viejos conocidos: Kuyt, ahora en el Fenerbahce turco, y Huntelaar, la referencia del Schalke 04.

Van Gaal se ha visto obligado a renovar totalmente la defensa. No queda ninguno de los que jugó y perdió la final de 2010 frente a España. De Stekelenburg, Van der Wiel, Mathijsen, Heitinga y Van Bronckhorst hemos pasado a Vorm, Janmaat, Vlaar, Martins y Blind.

Tampoco tendrán los "oranje" la protección del brusco Van Bommel ni la calidad de Strootman (Roma). Pero, al fin y al cabo, es Holanda, la eterna deudora del Mundial.