El campo de O Vao congregará este jueves (20.45 horas) a grandes figuras de la historia céltica y del fútbol español, en un partido de exhibición destinado a promocionar la candidatura de las Islas Cíes a patrimonio de la humanidad. Txetxu Rojo, que en principio dirigirá al combinado de excélticos, abrió ayer el desembarco. "Me llamó Patxi (Salinas, el promotor del evento) y no me lo pensé", comentaba el bilbaíno, una de cuyas hijas reside en Vigo, pero que no visitaba la ciudad desde el funeral por Genaro Borrás.

Rojo es uno de los grandes mitos del Athletic como jugador. Pero también pertenece a la historia dorada del Celta. Comandó a aquel equipo que, tras ascender de Segunda, disputó la final de Copa del Calderón cuyo vigésimo aniversario acaba de cumplirse. "Claro que nos habría hecho mucha ilusión ganar el título. Pero el aplauso de los aficionados, cuando bajamos del autobús al volver de Madrid, es uno de los recuerdos más emotivos que tengo, una de las impresiones más profundas", indica. "Perdimos, nos dolió, pero nos quedamos muy contentos con nuestro trabajo. Y la afición se portó fenomenal. Su reacción se me quedó grabada".

Txetxu pasea por Samil y observa al fondo las Cíes, la razón de su vuelta. "No he ido desde que entrenaba aquí. Supongo que seguirán igual", bromea. Un paisaje adecuado para ejercitar la nostalgia: "Me acuerdo mucho de aquella plantilla del Celta. De hecho, es el grupo que ha estado a mis órdenes del que más me acuerdo. No sólo por el fútbol, sino por la convivencia".

Con muchos se reencontrará estos días. Según los planes previstos, volverá a dirigir a algunos de ellos, como Otero, Vicente, Berges o el propio Patxi Salinas. Generación que se entremezclará con otras, como la que poco tiempo después protagonizaría las hazañas europeas: Revivo, Mazinho y uno al que Rojo destaca en especial: "El Celta tuvo en esa época un gran equipo, con jugadores de mucha calidad. Yo estaba entonces en activo, veía los partidos y lo sabía. Karpin siempre me había gustado. Me hubiera apetecido tenerlo".

Rojo dirigió en la élite por última vez en la campaña 2004-2005, al Rayo Vallecano. Ha estado entrenando en el fútbol base vizcaíno hasta hace poco. Hoy se confiesa retirado, "he tenido cosas y he dicho que no", aunque "nunca se te quita el gusanillo". En la banda de O Vao promete el nervio que se contemplaba en Balaídos: "Todo va cambiando un poco, aunque durante toda mi vida he vivido los partidos con intensidad. Aunque al acabar era totalmente diferente. Pedro Herrera me decían que mirándome, no sabía si había ganado o perdido".

Salinas y los otros organizadores se afanan por ultimar los detalles del evento. O Vao abrirá sus puertas con antelación. Habrá hinchables para los niños y otras actividades. Más de 3.500 personas (entradas a la venta en El Corte Inglés) podrían reunirse y acariciar con sus manos lo que ya pertenece a la memoria