El entrenador del Bayern Múnich, Pep Guardiola, se permitió un arranque de ironía en la conferencia de prensa previa a la vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones y aseguró haber leído que el Real Madrid ya está en la final y que la ha ganado. "He leído que el Real Madrid ya está en la final y que ya la ganó", dijo Guardiola de cara al duelo de esta noche ante el equipo blanco en el Allianz Arena.

"Nosotros vemos las cosas distintas, vamos perdiendo 1-0 y tenemos que hacer mañana dos o tres goles. Es difícil pero vamos a hacerlo todo para conseguirlo", anunció.

Interrogado por un periodista inglés acerca de si ya había empezado a estudiar al Chelsea como posible rival en la final de Lisboa, Guardiola respondió que hacerlo sería una falta de respeto hacia el Real Madrid.

Guardiola dijo que quiere su equipo sea dominante en cuanto a la posesión de pelota ante el Real Madrid, como lo fue en el partido de ida en el Santiago Bernabéu, pero con más agresividad y más profundidad para poder pasar a la final. "He aprendido del partido de ida. Quiero que seamos dominantes como en Madrid pero con mayor agresividad", indicó.

"El problema es que cuando eres demasiado agresivo puedes perder el control y abrirte al contragolpe. Tengo que reflexionar, dormir bien y hablar con el equipo a ver como compaginamos las dos cosas", agregó.

Guardiola reiteró una vez más su convicción en el juego basado en la posesión de pelota como camino al éxito, pese a las críticas que ha recibido en las últimas semanas por la falta de profundidad.

"Amo tener la pelota y creo que teniendo la pelota tienes más posibilidades de tener ocasiones que el contrario. En Madrid en parte ocurrió. No soy amigo de las estadísticas pero si se miran se ve que tuvimos más la pelota, corrimos más, tuvimos más saques de esquina a favor y disparamos más a puerta", dijo.

"Sin embargo, cuando un equipo pierde todas las estadísticas y gana el partido es porque hizo las cosas bien", agregó. Pese a la derrota en el encuentro de ida, el entrenador del Bayern dijo que ese partido había fortalecido sus convicciones y que no podía pedirle a sus futbolistas que jugaran un fútbol distinto al que él siente.