Faltaba un campo para rendir tributo a Tito Vilanova. Curiosamente Balaídos, el estadio que abrió las puertas de Primera División al extécnico de FC Barcelona. El celtismo no olvida. Su nueva generación se empapó de la trayectoria del cerebro del "tiki-taka" cuando era ayudante de Pep Guardiola.

Estos días sus imágenes con la camiseta del Celta han ocupado páginas y minutos en el panorama mediático. En Vigo se le recordó por su sencillez y por su clase dentro del campo y fuera de él. Eran otros tiempos en el mundo balompédico, pero todos coinciden en señalar el enorme talento que tenía Tito Vilanova. Esa visión de juego, esa elegancia la trasladó a su pizarra. Sus conocimientos se juntaron con los de su amigo Pep Guardiola en una mezcla que dio como resultado al mejor Barça de la historia y a uno de los equipos más legendarios del deporte rey.

Su fallecimiento conmocionó al mundo del deporte. Sin excepciones. El Celta, que cerraba la jornada ante el Valladolid, era el encargado de dar el último homenaje. Un emotivo minuto de silencio con la canción de "Negra Sombra". Balaídos, la que fue la casa de Vilanova durante tres años, no olvidó su pasado céltico. El marcador del coliseo vigués recordó una vez más esas instantáneas. En el terreno de juego estaban algunos de los hombres que estuvieron a sus órdenes. Fontás, Rafinha y Nolito también recordaban al extécnico azulgrana.

Ese homenaje queda para el recuerdo. El reconocimiento del equipo que le abrió las puertas de Primera llegó durante el partido. Una exhibición de fútbol y goles que sirve para hacer un guiño a aquel jugador que también ayudó a consolidar al Celta en la máxima categoría en la década de los 90.