El Bayern de Múnich cayó con honor en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones ante el Real Madrid (1-0), ofreciendo un juego vistoso que recordó al que su técnico Pep Guardiola recurría cuando se sentaba en el banquillo azulgrana.

Los alemanes demostraron un control absoluto del esférico durante todo el encuentro, llegando a alcanzar por momentos picos de posesión que rondaban el noventa por ciento y hacían sufrir al conjunto blanco.

No obstante, el Real Madrid demostró también un control perfecto de los ritmos del partido y en la segunda mitad incrementó su posesión, creando serios problemas al Real Madrid gracias a la aportación de Bale e Isco.

Especial relevancia tuvo el trivote armado en la medular. Lahm, lateral desde la cuna, es ahora una opción de absolutas garantías para el mediocentro. Se repartieron la tarea con él Schweinsteiger y Kroos.

No obstante, si Ibrahimovic no se adaptó de forma sobresaliente al juego del Barcelona, algo parecido sucede con el croata Mandzukic. En el fichaje de Lewandowski de cara a la próxima temporada podría estar la solución.

Duda hasta el último instante para ser titular en el partido más importante del curso, Cristiano Ronaldo apareció ante el Bayern de Munich a medio gas, como un fantasma que, sirvió para intimidar a un equipo imponente que perdió pese a sacar su rodillo de la posesión a pasear por el estadio Santiago Bernabéu.

Cristiano no podía ni quería faltar a una cita de relumbrón, de las que hacen historia y por la que todos los futbolistas de los clubes grandes suspiran desde el inicio de cada curso. Cada partido se disputa para jugar uno de este calibre. Paso a paso hay que llegar hasta el duelo cumbre. Por el camino quedan encuentros menos trascendentes que hay que dejar atrás para llegar a uno como el del Bayern de Munich.

El jugador portugués ya se perdió la final de Copa. Su rostro, pese a la victoria contra el Barcelona, era una mezcla de alegría y resignación. No había sido protagonista. Necesitaba serlo y por eso aceleró su recuperación. Tenía que estar sobre el césped del estadio Santiago Bernabéu sí o sí.

Sin embargo, pese a todos sus intentos por agradar, no pudo. Su estado físico no es el mejor en estos momentos. Se notó cierto miedo a estropearse del todo, a romperse en un momento cumbre de la temporada. El Real Madrid tenía a un jugador menos para defender. Cristiano sólo estaba para dar algún que otro empujón.

Mereció la pena esperar su primera pelota. De ella, nació el gol de Karim Benzema. Pese a que después fallaría una ocasión clarísima, inició la jugada del único tanto del Real Madrid en la primera parte. Con un pase en profundidad a Fabio Coentrao habilitó a su compatriota para que éste asistiera al delantero francés. Un toque un gol: efectividad cien por cien.

Después erraría lo imposible, una de esas ocasiones que nunca suele fallar. Pudo marcar el 2-0 tras un pase de Benzema que le dejó sólo delante de la portería de Manuel Neuer. Ahí se vio que no estaba bien tras mandar la pelota por encima de la portería del Bayern.

La segunda parte la inició con un remate que salvó el portero del Bayern. Después tuvo otra ocasión más, pero esa fue toda su historia en el partido. Rara vez es sustituido y su participación acabó en el minuto 71, cuando Gareth Bale ocupó su hueco.

"Estaba un poco con miedo, como es normal en el primer partido después de tres semanas. Tenía confianza pero algunas personas quería que no jugase. Ya he jugado, he demostrado que estoy bien, no ha pasado nada y me he sentido perfecto. En los próximos partidos no voy a tener problemas. Me he sentido bien", declaró.

"No forcé nada. Me siento bien. muy bien. ¿Mosqueado? No, estoy bien. Ya ha pasado todo. Lo importante es que Cristiano está de vuelta para ayudar al Real Madrid a una final que todos esperamos", agregó.