Tito Vilanova, el cerebro gris en la brillante etapa liderada por Pep Guardiola en el Barcelona, artífice él mismo del título liguero azulgrana de la temporada 2012-2013 como primer entrenador, falleció ayer a los 45 años de edad. El fútbol mundial, y el deporte en general, lamentan la pérdida de un hombre del que se esperaba una brillante trayectoria en los banquillos si la enfermedad no se hubiera interpuesto. En Vigo se le llora y recuerda como jugador, ya que militó en el Celta entre 1992 y 1995. Aunque no brilló con la casaca celeste, dejó entre el celtismo buenos amigos, que ensalzan sus cualidades profesionales y personales.

Francesc "Tito" Vilanova (Bellcaire de l'Empordá, 17 de septiembre de 1968) falleció ayer debido a las complicaciones provocadas por el cáncer de glándula parótida que sufría desde 2011. Ingresado del urgencia en la Clínica Quirón de Barcelona, el jueves fue operado de una obstrucción en el estómago generada por las secuelas de su dolencia. No ha podido superar ya esa situación, si bien su familia, que pide el máximo respeto a su intimidad, no ha querido que trascendiesen los detalles concretos de sus últimas horas. Ayer, a primera hora de la tarde, se conocía su deceso.

Formado como futbolista en La Masía, llegó hasta el filial azulgrana y no superó esa última criba. Jugó en Figueres, Celta, Badajoz, Mallorca, Lleida, Elche y Gramenet. Se retiró en 2002, con las rodillas maltrechas. En 2003 dirigió al equipo cadete del Barcelona. A finales de noviembre de 2003 pasó a entrenar al FC Palafrugell (Tercera División), desde mayo de 2004 desempeñó el puesto de director deportivo en el Figueres y desde junio de 2005 ese mismo puesto en el Terrassa FC, que acababa de descender a Segunda B, en el que estuvo dos campañas. En junio de 2007, Pep Guardiola, amigo íntimo de Vilanova desde que habían coincidido en la cantera azulgrana, fue contratado como entrenador del Barcelona B y lo reclamó como ayudante. Formaron un tándem que el 5 de junio de 2008 se hizo cargo del primer equipo. Durante cuatro campañas lograrían tres títulos de Liga, dos Copas del Rey, dos Ligas de Campeones y dos Mundialitos de Clubes, entre otros títulos. La sociedad se rompió con la salida de Guardiola al finalizar la temporada 2011-12. De hecho, ambos se distanciarían también a nivel personal. Vilanova se hizo cargo del Barça y aunque condicionado por su enfermedad, que le tuvo varios meses residiendo en Nueva York, lograría conquistar el título de Liga. Pensaba seguir al frente de la escuadra, pero una nueva recaída le obligó a renunciar al cargo en junio de 2013. Desde entonces estaba centrado en una lucha contra el cáncer que ayer perdió.

En Vigo se han disfrutado especialmente sus triunfos como técnico por su vinculación con el Celta. Llegó al club en el verano de 1992 del Figueres, al que había sido cedido por el Barcelona (allí había estado a las órdenes de D'Alessandro y había sido compañero de Lobo Carrasco). La entidad azulgrana lo traspasó, reservándose una opción de recompra que ya nunca ejercería. Como celeste tuvo un mal bautizo, fallando un penalti en un derbi. En su trayectoria fue de más a menos. En la primera campaña disputó 19 partidos ligueros. En las dos siguientes sólo añadiría 7 partidos más a esa cuenta, además de algunas apariciones coperas. Con todo, formó parte de la plantilla que disputó la final del Calderón, de la que recientemente se ha celebrado el vigésimo aniversario -si bien él no estuvo entre los convocados aquella noche-. Y dejó una huella imborrable entre sus vecinos de taquilla.

Como jugador era "un interior técnicamente bueno, con gran golpeo a balón parado y excelente toque", relatan otros excélticos, que achacan su modesta carrera a la mala suerte y a cierta falta de dureza en su carácter competitivo; como persona, todos coinciden: "Sereno, tranquilo, educado". Conocían su sabiduría futbolística, aunque pocos intuyeron que alcanzaría semejante nivel como estratega.

Vilanova, que llegó a Vigo acompañado por su novia y aquí tuvo a su hija, hizo buenas migas con varios compañeros. Por ejemplo con Javier Maté, en su transición de portero a secretario técnico, y con Jorge Otero, que ayer confesaba: "Estoy impactado. Había leído y oído que la situación era crítica, pero no esperaba un desenlace tan rápido. Tuve la fortuna de conocer a Tito. Tuvimos una buena relación más allá del fútbol e igual nuestras parejas. Tito era una gran persona y un gran profesional. Todo lo bueno que se puede decir de él es poco. Demostró su carisma llegando hasta donde llegó como entrenador. Los éxitos de Guardiola no hubieran sido tantos sin él".

Las pleamares de su enfermedad impidieron que Tito Vilanova pudiese sentarse en el banquillo de Balaídos. Como ayudante de Guardiola, el Celta estuvo siempre en Segunda División. Como primer técnico, había vuelto de su estancia en Nueva York, pero no se sintió con fuerzas para viajar a Vigo el 30 de marzo de 2013. Sí pudo dirigir a los azulgranas ante el Celta en el choque de la primera vuelta, con Paco Herrera enfrente. "Tengo muy buen recuerdo de él, tanto en lo deportivo como en lo personal. Lo fiché del Celta para el Badajoz, cuando yo era el director deportivo. Y con Colin Adisson como entrenador, que también estuvo en el Celta, hicimos el mejor año de la historia del Badajoz. No logramos ascender a Primera porque perdimos el 'goalaverage' con el Extremadura", narra el exentrenador celeste. "Tito era un profesional serio y un chico reservado en su vida personal, aunque también una persona muy agradable y sociable. Tito era titular indiscutible y uno de los referentes de aquel equipo. En Badajoz se le recuerda como muy buen futbolista".

"En aquel equipo estaba también Aurelio Altimira, al que habíamos fichado un par de años antes, y que luego estuvo con él de preparador físico en el Barcelona", prosigue Herrera. "El año pasado, cuando fuimos con el Celta al Camp Nou, tuve la oportunidad de estar con ambos. Nos dimos un abrazo y después del partido estuve con él en su despacho hablando de nuestros tiempos en el Badajoz. Recuerdo que me felicitó por el juego del Celta, me dijo que era el equipo que más les había hecho correr, y me contó que lo seguía porque tenía un gran recuerdo del club y de su etapa en Vigo".

El mejor amigo en Vigo de Vilanova no compartió el vestuario de Balaídos con él. Es José Covelo, entrenador de porteros del Celta con Víctor Fernández, Lotina y Fernando Vázquez, entre otros, y que hoy regenta varias escuelas de porteros en la provincia. Covelo conoció a Vilanova cuando él mismo pertenecía a la cantera del Barcelona. Mayor que el catalán, apadrinó a este igual que a Guardiola, Altimira, Roura y otros que han formado el "think tank" de la era contemporánea del Barça. Jamás perdieron el contacto. Han pasado varias Navidades juntos y se veían con frecuencia. Covelo se siente desolado por su pérdida.