Desde que ocupa la portería del Barça, Pinto solo ha cometido un error fatal más que Valdés, por partido. Ayer fueron dos, porque los rivales no le dieron más opciones a equivocarse. En su primer descuido, dejó el marco expedito a un gol de Di María, previa asistencia de Benzema que deja en mal lugar a quienes insistimos en apodarle Zampabollos. Al Madrid debió bastarle con insistir en el camino más corto hacia el guardameta azulgrana pero, por su soberbia, estuvo a punto de perderse entre Pinto y Valdemoro.

Lo prodigioso del Barça de Messi no es que haya ganado dos Champions, sino que haya sido incapaz de marcar un gol en tres partidos tan recientes como decisivos, en la eliminatoria de Champions ante el Atlético de Madrid y en Granada. Ayer casi repite la hazaña. El empate de Bartra intensifica la atonía de los presuntos goleadores azulgrana. Entre los cuatro guardametas implicados en la final de Copa, el gol del Barça suponía un bálsamo temporal para Diego López.

Martino es el primer argentino al que no escuchan ni sus futbolistas. Ningún entrenador puede mejorar un equipo con Messi y Neymar, pero el técnico sudamericano ha conseguido empeorarlo. Está poniendo en un aprieto a quienes nunca concederemos que el artífice del Barça glorioso fue Guardiola. La mayor baza ofensiva azulgrana en la primera mitad de la final de Copa fue Jordi Alba, sin más comentarios. Iniesta dispuso de una ocasión calcada a su gol inaugural en el Bernabéu, pero ayer prefirió un pase retrasado. Parábola del Barça actual.

Tampoco Ancelotti se muestra más perspicaz que Mourinho. El Madrid menospreció a un Barça en retroceso, por segunda vez consecutiva. Si no te queda otro remedio que alinear a Coentrao, más vale que afiles tu potencial ofensivo. El técnico italiano confió a ciegas en el letargo de Messi, que escenificaba en Valencia su apatía de divo malcriado, y se limitaba a empujar las agujas del reloj para abreviar su tortura. En cambio, Bale se apeó de su status de turista británico en la carrera del siglo.

El Teorema de la Belleza en el Fútbol dictamina que "un equipo entra en el ocaso cuando todos sus jugadores se han emparejado con top models". Los expertos decidirán si el Barça ha cumplido este ciclo. Tal vez asistimos al declive del bipartidismo futbolístico, con el Atleti en el papel de pujante UPD.

El Teorema de la Eficacia en el Fútbol predica que "Si es obligatorio que una final sea disputada por dos guardametas suplentes, procura que el tuyo se llame Casillas". Los intangibles del portero madridista, por el que suspiraba la afición azulgrana para reemplazar a Valdés, superan a sus intervenciones.Por ello, la victoria en la Copa se erige en una pésima noticia para Florentino Pérez. Si los madridistas se imponen en las dos competiciones con Casillas y pierden la Liga, será obligatorio destituir al presidente que ordenó tan grotesco reparto de responsabilidades. Ancelotti se limita a acatar, solo ha cambiado de jeque.