Cada semana miles de personas tienen una cita. Dos veces al mes ese encuentro tiene Balaídos como punto común. El coliseo vigués es uno de los estadios con mejores datos de afluencia de Primera División. El apoyo de la grada es incontestable. Se podría decir que la fe del celtismo mueve montañas. Ayuda a conseguir ascensos y, sobre todo, permanencias milagrosas.

De Balaídos han escapado puntos. Varios equipos han salido vivos de la ciudad olívica. No obstante, el apoyo de las veinte mil gargantas que se acercan cada dos semanas al templo céltico está siendo determinante para que este Celta se consolide en la máxima categoría. La última demostración se produjo el pasado sábado. El aliento de la grada fue clave para los diez hombre célticos que estaban sobre el terreno de juego rescatasen un punto que parecía imposible. Lo decía Santi Mina al término del partido. "Le pegué con el alma. Con la mía y la de toda la afición".

En el vídeo se observa ese ambiente. Ese estímulo en los minutos previos al inicio del choque. Balaídos es un coliseo, una fortaleza en las gradas que debe trasladarse al terreno de juego. El himno a capella o el gol de Nolito, que suponía el empate a uno. Minuto y medio que resume cómo vive y sufre el celtismo los partidos del equipo de sus amores. La próxima jornada en Vigo seguro que vencen a los elementos, a un horario adverso (lunes a las 22:00 horas) para empujar a su Celta a sellar el objetivo de la permanencia.