Cuando en el minuto 82 Orellana soltó el balón para Mina, situado en el corazón del área de la Real Sociedad, el joven delantero soltó un latigazo que sorprendió al guardameta chileno Claudio Bravo. "No tuve dudas cómo pegarle a la pelota. La vi ahí. Fue un balón claro en la frontal y le pegué con el alma, con la mía y la de todos los aficionados, que seguro que ellos también me ayudaron para que ese gol entrara", recordaba Santi Mina tras el partido.

"Fue un empate currado. Tuvimos algunas adversidades en el partido, como la expulsión (de Aurtenetxe), pero supimos recomponernos y ser un equipo, un bloque y eso se demuestra también dentro del vestuario, donde somos una piña", comentó Mina, feliz además por anotar su segundo gol en la Liga.

El delantero vigués valora el resultado y la actitud del Celta: "El equipo supo ser fuerte, más que nunca demostró ser un equipo, sacar raza, y así llegó el segundo gol, que nos da un punto importante para llegar cuanto antes al objetivo".

Reconoce el atacante que el gol es una parte fundamental de su trabajo. "Es importante marcar para un delantero porque cuando no lo consigues te vas a casa pensativo. Este gol ayuda a animarse, a seguir trabajando. No hubiese marcado si no trabajase como lo estoy haciendo. Y tengo que seguir aprovechando las oportunidades que me da el míster y ayudar al equipo con lo que sé", admite.

Mina entró por Bermejo a la hora de juego y el equipo no se resintió con el cambio. "He tratado de poner sacrificio y trabajo cuando salí porque eso era lo que necesitaba el equipo hoy. Lo intenté dar con todas las ganas y con todo lo que llevo dentro", apuntó antes de acabar con un deseo: "Lo que quiero es jugar".