Charles Dias regresó ayer a los entrenamientos de forma progresiva con el grupo, de momento con una máscara protectora heredada de Dani Abalo, aunque el delantero céltico recibió por la tarde otra personalizada, con la que podría jugar, si finalmente así se decide, este sábado ante la Real Sociedad.

El hecho de que el futbolista brasileño se haya incorporado al grupo, de momento evitando cualquier contacto peligroso, constituye un buen augurio en cuanto a sus posibilidades de ser de la partida, aunque habrá que ver cómo se encuentra con el nuevo protector que estrenará en el entrenamiento programado para hoy, jueves.

El Celta informó ayer de que el nuevo dispositivo protector, confeccionado especialmente para el jugador por la firma Siho, permitirá al ariete celeste entrenarse con normalidad y disputar partidos cuando los integrantes de los cuerpos médico y técnico lo consideren oportuno.

El futbolista estrenará en el entrenamiento de hoy la nueva máscara y mañana, víspera del choque, se evaluarán los riesgos que conlleva la práctica del fútbol para su lesión, la fractura de los huesos propios de la nariz, y se tomará una decisión definitiva sobre su disponibilidad para el partido del sábado en Balaídos ante la Real Sociedad.

La máscara provisional con que Charles trabajó ayer fue uno de los focos de divertimento durante el entrenamiento matinal celebrado ayer en A Madroa. No faltaron bromas al delantero e incluso alguno de sus compañeros, concretamente Augusto Fernández, decidió probársela.

Y las sensaciones del centrocampista argentino, como posteriormente relató en la sala de prensa de A Madroa, no fueron precisamente de comodidad. "La verdad -afirmó entre risas Augusto- es que no es para nada cómoda, me la puse diez segundos y no veía nada. Me dijo que le hacían otra y que esperaba que fuese algo más cómoda".

El Comité de Competición acordó ayer sancionar con cuatro partidos de suspensión al defensa rumano del Rayo Vallecano Ravzan Rat por su agresión al céltico Charles, a quien fracturó la nariz de un cabezazo, durante el partido de Liga celebrado el pasado sábado en el estadio de Vallecas.

El equipo madrileño ha decidido recurrir el fallo ante Apelación, a pesar de que el jugador rumano ha sido castigado con la mínima de las penas que el reglamento contempla para una agresión sin balón, que se penaliza con una sanción de cuatro a doce encuentros de suspensión.