El Bembrive FS consolida las bases de su proyecto deportivo. En cinco años su crecimiento ha sido tal que ya se ha convertido en el equipo de referencia de toda la provincia de Pontevedra. Tras empezar su andadura en Autonómica ya ha alcanzado la Segunda División B (que corresponde a la tercera categoría nacional) y su proyección aún no ha tocado techo.

En su segunda temporada en Segunda B, el equipo es cuarto, pero depende de sí mismo para ser tercero, lo que le daría derecho a disputar la Copa del Rey. Un éxito sin precedentes y que avalan la tarea de su entrenador, Pichu, y de su director deportivo, Alberto Cameselle.

"Tenemos un grupo de cinco o seis jugadores que dentro de uno o dos años podrían estar jugando en cualquier categoría", señala el director deportivo, Alberto Cameselle. Pero en el Bembrive FS prefieren forjar su proyecto sin prisas. "Tenemos una política clara al respecto. No queremos individualidades, nuestra idea no es formar un futbolista y que luego vengan a llevárselo; queremos jugadores comprometidos, de Vigo, que estén implicados e ilusionados con lo que hacemos", añade.

"El año pasado pagamos la falta de experiencia en la categoría", prosigue Cameselle. Pero en esta campaña ya han demostrado un grado de madurez importante. "Son chicos muy jóvenes y les faltó intensidad. Esa temporada nos sirvió para ver que era posible rendir a ese nivel. Este año se les nota que han dado un paso importante, están dando un rendimiento fantástico", anuncia.

"No se les puede pedir más. A principio de temporada tuvimos dos bajas importantes por trabajo, pero hemos sabido reponernos", prosigue. Ahora se exigen cerrar la temporada de la mejor forma posible. "Antes de empezar hubiéramos firmado la cuarta plaza, pero ahora nos exigimos luchar por esa tercera posición". La opción de jugar la Copa del Rey el próximo año sería el mejor premio a la implicación de unos jugadores que juegan por amor al deporte: "No son profesionales, no cobran por jugar. Juegan porque les gusta y porque aman este deporte".

Alberto Cameselle lleva cinco años sentando las bases de un proyecto en el Bembrive FS que ya cuenta con más de 100 jugadores en todas sus categorías. Su sueño es que Vigo ("es y siempre ha sido una gran cantera de futbolistas") tenga algún día de nuevo representación en la élite.

"Nosotros en tres o cuatro años podríamos luchar por estar ahí arriba", sostiene convencido. Pero no es amigo Cameselle de apurar plazos. "Todo depende de muchos factores. A mí me gustaría que si sale un jugador bueno no tuviera que irse fuera como tuvimos que hacer Pichu y yo en su día", cuenta el director deportivo, que en su etapa de jugador llegó a militar en la División de Honor. Pasó por equipos como el Redcom Vigo (en Segunda División), por el Lobelle de Santiago o por el Leis de Pontevedra antes de recalar en Bembrive. Nunca llegó a militar en el Cometal Celta de Fútbol Sala, que tan mal recuerdo le ha dejado. "No formé parte porque desde el principio vi que no era un proyecto serio. Para mí es una vergüenza lo que se hizo". La mala imagen de aquella gestión lastra ahora las aspiraciones de clubes como el Bembrive FS de asomar la cabeza en la élite. "A los únicos a los que no se les puede reprochar nada de aquella locura es a los aficionados y a los patrocinadores", sostiene. "Lo dieron todo y no se les ofreció nada", se lamenta.

Ahora resulta titánica la misión de borrar aquel mal recuerdo. Y pone ejemplos de otras disciplinas como el Octavio de balonmano o el Celta Bosco de baloncesto por su labor durante años. "Es digno de quitarse el sombrero lo que hacen, luchando siempre contra viento y marea para seguir ahí siempre", elogia.

Sus años de experiencia le hacen soñar con algo así para el Bembrive. Quiere cimentar las bases para un proyecto sólido y de futuro. La élite es la gran meta, el tiempo que le cueste conseguirlo es lo de menos.