La marea Vig-Bay recorrerá el domingo los 21,097 kilómetros que separan la avenida de Samil en Vigo de la calle Elduayen de Baiona. Cinco mil corredores tomarán parte en la carrera, una de las más populares y multitudinarias de la provincia, lo que supone un nuevo récord para el evento. La organización optó por restringir a esa cifra el número de participantes -alcanzada el pasado 18 de marzo- para garantizar la seguridad y atención de todos los atletas.

La mayoría de los participantes son aficionados, procedentes tanto de Galicia como de otras partes de España. La repercusión de la carrera ha llevado a que cada año se incremente el número de corredores extranjeros, que este año llegan casi a 200. Entre ellos, llama la atención el caso de un estadounidense que volará desde Miami exclusivamente para disputar la prueba. Cabe destacar la ingente presencia de mujeres, que este año alcanzan las 636 inscritas.

Entre el "pelotón" se encuentran ganadores de anteriores ediciones y que parten como favoritos. Es el caso de Elías Domínguez, Hassan Lekhili, José Antonio Ramallo o Bruno Soares, entre los hombres, y de María Yolanda Gutiérrez, Beatriz Fernández y Ofelia Blanco, entre ellas. Sin embargo, el vencedor de la pasada edición, Lolo Penas, no podrá participar al ser excluida la prueba del calendario oficial de la Federación Gallega de Atletismo.

La Vig-Bay es una de las principales citas del calendario de carreras populares de Vigo, integrado por una decena de pruebas que reunirán a unos 15.000 participantes.

Recorrido

La carrera arranca a las 10.30h en la avenida de Samil, con un primer kilómetro llano que da paso a un intervalo de 2 km de subidas y bajadas por Alcabre y O Vao. En la subida de Canido a la Carretera Provincial se encuentra una de las partes más duras del recorrido por la longitud de la cuesta. A partir del cruce de Mide la carrera rebaja intensidad con tramos llanos y bajadas.

En Nigrán, la ruta continúa hacia Playa América y rodea el pabellón de deportes para salir en dirección a Baiona. Allí se sitúa otro de los puntos más difíciles: el Monte Lourido, por sus repechos y empinada bajada.

Superado este escollo, los corredores cruzan A Ramallosa para enfilar 3 km de terreno llano y cruzar la meta en la calle Elduayen de Baiona.