Iago Aspas ya tiene quien le suceda en el Celta. El vigués Santi Mina festejó ayer su mayoría de edad marcando un gol al Athletic de Bilbao que engancha al conjunto de Luis Enrique a la Copa del Rey y confirma las formidables expectativas de un chico que reúne todo lo que hay que tener para convertirse en pocos años en un artillero de primera fila internacional.

"Es un diamante en bruto que tiene condiciones para jugar en todas las posiciones de ataque, con un hambre, un instinto y una confianza muy bestia". Así definió a Mina tras el partido copero ante el Athletic Luis Enrique, el técnico que ha dado esta temporada galones a Mina después de que Paco Herrera lo hiciese debutar en Primera División -sustituyendo precisamente a Iago Aspas- la pasada temporada en Getafe. Tenía 17 años dos meses y nueve días y era el tercer debutante más joven de la historiad el Celta, tras Sansón y Iago Bouzón. Herrera fue destituido al día siguiente de jugar en Getafe y Abel Resino, su sucesor, no le prestó demasiada atención a Mina, que regresó al Celta B y se convirtió en pieza clave del ascenso del filial a Segunda División B no sin antes deslumbrar (con un gol estratosférico al Real Madrid) en la Copa de Campeones juvenil de la que el Celta se proclamó subcampeón de España tras peder en Balaídos la final contra el Sevilla.

Hacía ya algún tiempo que el joven delantero había despertado el interés de los principales clubes del país y apenas unos meses antes, en enero pasado, el Celta había blindado a Mina con un contrato por cinco años, hasta junio de 2018 con una disuasiva cláusula de rescisión de 20 millones de euros.

La llegada del Luis Enrique al banquillo celeste dio una nueva vuelta a la progresión de Mina. El preparador asturiano anunció en su presentación que Mina tendría condición de jugador el primer equipo y le ha ido dando galones y protagonismo con el paso de los partidos.

Claro que el joven artillero ha cazado al vuelo la oportunidad cuando se le ha presentado con una madurez y un instinto depredatorio impropio de su temprana edad. Luis Enrique lo hizo debutar esta temporada en Liga en la inauguración de San Mamés y Mina respondió convirtiéndose en el goleador más joven de la historia del Celta en Primera División. Saltó al campo en el minuto 71 y tardó exactamente ocho minutos en anotar el que seguramente será el primero de muchos goles en la élite. Ganó el corazón del área partiendo desde la izquierda y peinó la pelota sobre la salida de Herrerín, el portero del Athletic, al que volvió a batir, esta vez con bastante más esfuerzo, el pasado sábado en la Copa.

La monstruosa precocidad de Santi Mina solo parece equiparable a su versatilidad, acaso la condición más sobresaliente de un delantero que combina con talento en el manejo de la pelota, un físico poderoso y un don natural para el gol. Puede llegar al gol partiendo de ambas bandas o jugar como delantero de referencia por sus condiciones para jugar de espaldas y aguantar la pelota y su instinto para moverse en el área.

Mina ha disputado esta temporada once de los quince partidos disputados con el Celta, cinco de ellos como titular y el del pasado sábado en Copa. Y lo ha hecho en las tres posiciones del frente del ataque. Los primeros seis partidos los jugó partiendo desde la banda izquierda y los cinco siguientes desde la derecha, 481 minutos en total, a los que hay que sumar los noventa del partido de Copa frente al Athletic, que jugó en la posición de nueve.

En este tiempo, el precoz atacante céltico ha anotado dos goles, ambos al conjunto bilbaíno y curiosamente al mismo portero, Iago Herrerín, aunque a estos dos tantos habría que añadir el marcado al Elche en Balaídos en séptima jornada de Liga, mal anulado por fuera de juego por Prieto Iglesias. Una inmejorable carta de presentación para un chico que no hace mucho jugaba al fútbol en el patio del Colegio Hogar, que reúne las mejores virtudes que adornan al delantero moderno (versatilidad, instinto, talento y físico) y ya es una realidad con un inmenso futuro. Una estrella en ciernes.